Capitulo X

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Aidan.

Es algo aburrido que los únicos momentos en los que podemos salir es para una misión, no podemos salir a caminar por las calles tranquilos y de manera normal porque no somos normales.

Estos humanos de aquí quisieran poder ir a comer una nieve como chicos normales y no tener que escabullirse a la cocina de la instalación militar para buscar algo de helado; eso si, es muy divertido hacerlo.

—Oye Aidan. —me habló Kali— Tengo ganas de un chocolate, ¿vamos por uno? —la mire mal porque la última vez que fuimos por un chocolate para ella, casi nos atrapan.

—No vamos a volver a hacer eso. —le dije muy seguro—


—¿¡Por qué estamos haciendo esto!? —le pregunté corriendo al pasillo de la cocina—

—¡Corre! —me decía una y otra vez sin esperarme—

Eso era lo mejor, que cuando hacemos esto, esta prohibido usar los poderes, todo es por nuestra cuenta y es por eso que casi nos descubren la última vez. No puedo teletransportarme haci que nos toca correr.

—¡Esta es la última vez que hacemos esto! —hable cansado por correr— Olvídate de repetir esto. —ella solo reía y seguía corriendo.

Ella sabe que haremos esto un montón de veces más, ¿por qué? Por es divertido huir y sentir la adrenalina de ser atrapados.

—Rápido. —le pedí mientras ella intentaba abrir la cerradura con un pasador como siempre solíamos hacerlo—

—Hazlo tú entonces. —dijo enojada y en eso logro quitarle el seguro— Tómala. —me dice victoriosa.

Rodeo los ojos divertido por su victoria para luego apresurarnos a entrar al almacén de comida, yo reviso en los estantes de arriba y Kali en los de abajo, buscando los malditos chocolates. En eso veo a Kali intentar con un palo abrir un estante demasiado arriba para que yo lo alcance, pero cuando logra abrirlo podemos ver los chocolates ahí.

—Esta muy alto. —digo intentando alcanzarlos— Tal vez...digo...si utilizarás tus pode...—no pude terminar para cuando ella me interrumpió.

—Aidan, sabes que no podemos, es el reto en esto. —dice enojada mientras busca algo en la habitación para subirse y alcanzarlos pero en eso su mirada se fija en alguien, en mí— Levantame. —me dice muy segura y yo abro los ojos.

—No, estás loca. —le digo alejándome de ella— Pesas mucho. —le reprochó y ella me mira enojada.

—Eso no es cierto, y tu lo sabes. —se detiene y me mira con cara de perrito— Por favor. —me súplica.

—Si te caes no va a ser mi culpa. —me acerco a ella y la subo en mis hombros, ella estira sus brazos e intenta agarrarlos— ¿Los tienes? —le pregunto.

—Ya casi, no te muevas, solo un poco más. —me dice y en eso veo como los sostiene en sus manos— Los tengo. —habla feliz por lo conseguido y con mucho cuidado empiezo a bajarla.

Ella sostiene muy feliz los chocolates y yo solo rió, me da uno y yo gustoso lo tomo, ahí mismo empezamos a comernos los chocolates muy alegres, sin preocupaciones. No fue hasta que escuchamos a personas acercarse.

—Escondete. —le susurró—

Me escondo detrás de un mueble del almacén y puedo ver a Kali adentrarse a uno de los muebles de abajo, la ventaja de ser chiquita. Puedo escuchar la puerta abrirse y varios sonidos de pasos se hacen presentes en la habitación, y ahora solo queda esperar que no nos encuentren.

Veo de reojo como toman unas cajas para luego escuchar la puerta cerrarse, espero unos segundos más, solo para asegurarme que ya se hayan ido todos. Salgo de mi escondite y me dirijo a donde se encuentra Kali.

—Ya se fueron. —le digo y la veo comiendo un chocolate muy tranquila— Vámonos. —la ayudó a salir de su escondite y nos dirigimos a la puerta.

Creo que es la parte más difícil de esto, que nadie nos vea. Kali se asoma al pasillo para solo así asegurarse de que no haya nadie y salir corriendo, la persigo por detrás cuando derrepente las paredes empiezan como a desvanecerse, me desconcertó de todo, en eso veo como el comandante Hills esta por pasar por nuestro pasillo, me apresuró a alcanzar a Kali para tomarla por la cintura y escondernos pegandonos al marco de la puerta en el pasillo.

Kali me mira desconcertada y cuando veo que va a abrir su boca para empezar a preguntar, rápido llevo una de mis manos a su boca para callarla y la otra se mantiene en la cintura pegandola a mí. Ambos escuchamos la voz del comandante pasar cerca y es cuando ella entiende, veo de reojo por el marco y veo que ya se a ido del pasillo.

—¿Cómo es que tú...? —no la dejo terminar cuando tomo su mano y empiezo a correr a nuestras habitaciones, mientras esquivo los pasillos donde llega a ver gente—

Una vez en mi habitación suelto el aire guardado en mis pulmones por toda la adrenalina provocada al correr por todas partes. Kali de igual manera busca tomar aire por el correr tanto, respira muy ondo tomando la mayor cantidad de aire para tranquilizarse y volver a hacer que su corazón lata de manera normal.

—¿Cómo fue que tu supiste eso? —me preguntó acercándose a mí—

—No lo sé, de un momento pude ver a través de las paredes. —me miró asombrada, eso podría ayudarnos en muchas misiones— ¿Crees que deberíamos decirle a Harol? —le pregunté. Es algo nuevo y creo que lo correcto sería decirle.

—No lo sé. —me dijo un tanto pensativa— Porqué no mejor lo practicas un poco, ya cuando lo tengas mejor controlado le decimos. —estábamos empezando a tener demasiados secretos a nuestros superiores pues les recuerdo que aún sigue lo que le pasó a Kali, aunque ya tiene mucho que no le pasa.

—Creo que sería lo mejor, gracias Kali. —ella me sonrió de una manera diabólica y me dio un tanto de miedo— ¿Qué? —le preguntó asustado.

—Tu no querías ir por chocolates pero si no lo hubiéramos hecho, no hubieras descubierto esto, y además no tendríamos esto...—me dice sacando unos chocolates de su bolsillo—

—Si Kali, tienes razón. —le dije riendo un poco mientras tomo uno de los chocolates para después llevármelo a la boca—

Todo estaba increíble, ¿qué podría salir mal?

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Equipo AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora