Capitulo XVII

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Aidan.

Kali parecía no reaccionar ante los grios de todos. La camioneta estaba apunto de explotar y ella no se movía para nada, solo estaba parada con la vista puesta en un lugar fijo. Corrí a ella intentando ir lo mas rápido posible para protegerla, como siempre intento hacerlo y pude ver como apesar de que la tome tan bruscamente, ella no parecía reaccionar ante todo lo que sucedía a su alrededor. 

Me puse encima de ella cubriendola con mi cuerpo y que todo material o cosa que saliera disparada hacía nosotros, que me golpeara a mi primero. Intentaba llamar la atención de Kali pero seguía con sus ojos cerrados y el que ella no me respondiera me hacía perder la poca paciencia que tenía; se que el ver a Hills de esa manera le dolío pero la necesito concentrada en todo momento, no estamos a salvos y todo el país cuenta con nosotros.

—¿Kali? Kali por favor respondeme y hazme saber que estas bien. —era lo único que le estaba pidiendo, nada mas eso— Por favor. —dije por último.

Pude verla poco a poco abrir sus ojos mieles pero ese brillo que solían tener no estaba, su mirada tenía una cierta sensación fría, me miraba tan seria como nunca antes lo había echo. En un punto me preocupaba de no ver ese brillo característico de ella pero lamentablemente era lo mejor, no podía demostrarse débil ante los demás.

Se levanto y yo la seguí, se encontaba parada muy recta y miró a todos analizando si ellos estaban bien. Me miró y pude ver que de reojo ella miró la camioneta en llamas; apretó sus ojos y bajo su cabeza por una décima de segundo para luego volver a levantarla. Sus ojos se encontraba negros, claramente enojada por lo sucedido pero tenía que controlarse.

—¿Kali? —dijo una chica quien se veía asustada por los ojos de ésta—

—Kali, tienes que tranquilizarte. —le hablé intentando calmarla— Tu enojo no solucionará nada, tenemos que irnos y empezar otra vez con la investigación, y asi tal vez vengarte de lo que le hicieron a Hills. —le susurré lo último y eso parece haberla sacado del trance.

Me miró y miró a todos.

—Vámonos. —sentencio y todos asintieron—

Pronto alguien vendría para sacar los restos de la camioneta y lo que haya quedado de Hills. Soy consciente de que es doloroso el perder a un compañero pero todos necesitamos concentrarnos en nuestra misión, proteger a nuestro país y a su gente.

Una vez que llegamos a la base militar donde nos encontrabamos en un ínicio, todos se pusieron tristes ante la noticia de la muerte de Hills. Por lo que pude llegar a escuhar de otros comandantes era que en unos días se haría la despedida de Hills, la cual Kali y yo no no la perderíamos por nada; pues además de ser nuestro superior, él siempre se encargo de nosotros y en enseñarnos lo suficiente para que nada nos pasara.

Solo había desviado unos segundos la mirada de Kali y al volver a voltear, ella ya no estaba. Empecé a ver atravez de las paredes y fue ahí cuando la ví en el gimnasio, golpeaba tan fuerte el saco de boxeo como nunca lo había hecho, lo cual me causa mucha tristeza el que descargara así su enojo.

Me teletransporté a ella y pude ver como unas cuantas lágrimas se derramaban por sus mejillas, nunca en todo el tiempo que la conozco la había visto llorar y era algo que no quería y que nunca pensaba ver. Me acerqué a ella y antes de que volviera a golpear el saco, la detuve con mis manos haciendo que me mirará. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y estaban un poco rojos, trague saliva y me acerqué a ella, la tomé en mis brazos y la abracé con mucha fuerza; ella pareció no disgustarle eso y al contrario, me apretó fuerte con sus pequeños brazos intentando rodearme por completo. 

Sentí como sus lágrimas terminaban su recorrido en mi playera negra, la cual poco a poco se fue mojando más y más con sus lágrimas. No me importó eso en lo absoluto y solo la mantuve cerca de mí. Mi madre decía que lo mejor que uno podía hacer cuando alguien lloraba, era darle un abrazo y hacerle saber que estás para ese alguien; parece que en realidad si funciona.

Nosé cuanto tiempo habrá pasado pero comenzaba a cansarme de estar de pie así que la tomé en mis brazos y me senté ahí mismo cerca de una pared en la cual podía recostarme sobre ésta. Puse a Kali sobre mis piernas acomodandola para que ella descansará, hoy había sido un día muy díficil para ella y lo que más necesitaba era solo un pequeño descanso de todo.

No quería moverla pero al ver atravez de las paredes, pude ver como nos estaban buscando y que en cualquier momento vendrían aquí; suavemente tomé su rostro con una de mis manos haciendo que ella me mirará, le sonreí y ella me dio una leve sonrisa.

—Pronto entraran por esa puerta. —ella perece entender que debía levantarse y terminar con éste pequeño descanso—

Ella poco a poco se levanto, perecía como si no tuviera fuerzas para nada. Pude ver que se dirigía al baño y no la detuve, segundos después la puerta del gimnasio fue abierta y pude ver a dos hombres.

—Los estan esperando en el salón principal. —dijo uno mientras que el otro parecía buscar a Kali con la mirada—

—En unos momentos vamos. —dije serio y ambos asintieron alejándose de ahí——

Tan solo unos segundos después de que se fueran, Kali salió del baño y empezamos a caminar en dirección al salón principal donde nos encontrabamos antes de la misión fallida. Claramente al estar en este ambiente pude ver a Kali sentirse mal, su mirada seguía sin ese brillo y sus ojos se veían muy apagados. 

Por segunda vez fuimos junto al presidente al frente pero ahora sin la menor ídea de lo que estaba por pasar; el presidente parecía esperar a que estuvieran todos y una vez que entraron por la puerta los últimos hombres, comenzó a hablar.

—Todos sabemos lo que ocurrío, una lamentable pérdida tuvimos hoy. —Kali bajo la mirada ante las palabras del presidente— Ahora tenemos dos opciones; la primera, volver a empezar con una pesada búsqueda intentando encontrarlos. Y la segunda, esperar su primer movimiento y de ahí empezar con ellos. —podía escuchar la voz del presidente muy seria pero hoy había muerto alguien por un mal movimiento.

Todos hablaban al mismo tiempo sin poder entender lo que decía cada persona; Kali me miró y se que pensaba igual que yo, así que decidí ser yo quien hablará. Caminé decidido al lado del presidente y le pedí amable la palabra, él me asintió haciendose a un lado, pudiendo tomar la palabra y después de que llamará la atención de todos con unos carraspeos de garganta pude comenzar a hablar.

—El seguir las pistas encontradas nos llevo a equivocarnos en la misión y perder a alguien. —comencé diciendo— La segunda opción conlleva el poner en riesgo a las personas del país, la decisión que tomemos tiene que ser la correcta. No podemos volver a equivocarnos. —todos siguieron en silencio, no parecíamos tener una decisión congruente la cual nos asegurará una misión completada correctamente y con la cual terminaramos con este problema. 

Todo era un caos. 

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Equipo AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora