Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ XIX

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Capitulo XIX - Sola

Me dejaste sola...

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— ...Un niño muy bonito —Dice tocando el abdomen de la contraria—

— ¿Y si es una niña? —Pregunta con voz melosa y un leve sonrojo—

— Entonces será bonita... —La atrajo más a su cuerpo pasando los brazos por su cintura y le dio un beso en el hombro—

— ¿Crees que sera una o un arrogante Uchiha como tú? —Sonríe y coloca el dedo índice sobre el pecho del azabache—

— Por supuesto que será todo una o un Uchiha —Susurra cerca de sus labios, luego de sujetarla de la muñeca para atraerla—

— Eso ya lo veremos —Susurra de igual manera y se separa un poco— Por el momento tenemos que enfocarnos en entrenar —Terminó de decir dispuesta a parase de la cama en donde se encontraba, pero una mano la regreso rápidamente hacia atras—

— Vuelve aquí —Paso los brazos por la cintura de la blonda y está se dejo hacer— Quedate un rato aquí —Murmuro cerca de su oído sintiendo el olor a vanilla que tenía su rubio cabello—

Asintio lentamente y coloco sus manos sobre las del Uchiha, se apego más a su cuerpo sonriendo levemente y cierro los ojos para disfrutar del momento.

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Golpeó el tronco de un árbol tan fuerte que logró partirlo por la mitad mientras sus ojos estaban cristalizados, aguantando las ganas de llorar por ese recuerdo. Parpadeo varias veces para sacar las lágrimas de sus ojos y trató de tranquilizar su respiración.

Dirigió su mirada hacia abajo y no se encontró con el suelo de aquel lugar, sino con su vientre el cual había crecido bastante, dando a entender fácilmente que estaba embarazada.

Llevaba once semanas de su embarazo buscando a Sasuke, ahora se encontraba en un bosque que estaba cerca de una aldea a las afueras de Kumogakure.

Había recorrido las cinco Naciones Ninja, pero aún no lo encontraba y le frustraba saber que podría estar a cien metros de ella o en la otra punta del mundo, era indispensable, el mundo era muy grande y estaba buscando algo que mientras ella se mueve, él también.

Guardaba la esperanza de encontrarlo, sin embargo, su cuerpo poco a poco le prohibía seguir buscandolo ya que se cansaba más rápido de lo normal, tenía muchos dolores de espalda y necesitaba comer el doble que antes o sino el agotamiento llegaba más pronto aún, lo que significaba una gran pérdida de dinero.

Suspiro ruidosamente, sabía que estaba en su límite, pero tenía una corazonada de que pronto iba a encontrar al padre del hijo que venía en camino.

Todo lo hacía por ese bebé, quería darle lo mejor, quería que ese niño o niña sea feliz y que tenga la infancia que ella no pudo tener, quería darle todo de sí misma para prosperar por su bien estar, y tal vez, como madre, no estaba siendo muy responsable de su embarazo corriendo o saltando entre los árboles sabiendo que dentro de doce semanas mas nacerá su bebé, porque sí, su embarazo solo dura veintisiete semanas, seis meses, por ser una jinchuriki.

𝖴𝗇 𝖣𝖾𝗌𝗍𝗂𝗇𝗈 𝖣𝗂𝖿𝖾𝗋𝖾𝗇𝗍𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora