Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ XXVII

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Capitulo XXVII - Dolor

La verdad siempre duele...

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— Cinco años...por durante cinco años me estuviste mintiendo...

— Hijo, puedo ex...

— ¡¡No me llames así!! —No tardó en explotar con sus ojos llenos de lágrimas— ¡Confíe en ti cuando me dijiste que era hijo del Kazekage, y tú...tú solo me mentiste! —Expresó sus palabras con cierto dolor y sus ojos cambiaron a un rojo carmín mientras que aparecían dos aspas alrededor de la pupila.

Había activado por primera vez su Sharingan.

Había logrado despertar el Sharingan a una edad muy temprana, superando a su padre el cual lo activo por primera vez cuando tenía siete años.

Eso era una auténtica muestra de lo que sentía en ese momento, del dolor que invadió su corazón al saber que la persona en la que más confiaba, le había mentido por durante años, y no sólo ella todos los demás también al intentar mantener esta mentira o no diciendo la verdad sabiéndola.

— Después de haberme repetido una y otra vez que nunca debía mentir, descubro que tú...mi m-madre...la persona a la que m-más confianza le tengo...d-descubro que me ha mentido desde que existo.

Era desgarrador escuchar su voz y sus palabras, ver como lloraba sin parar teniendo el Sharingan activo y como estaba sufriendo ante la verdad. La escena de una familia destruida, una madre sufriendo por el rechazo de su hijo, un padre que se sentía impotente y culpable de todo y un hijo, un niño, que estaba sufriendo las concecuencias de los errores que en un pasado cometieron sus padres.

Era triste verlo, pero más triste era saber que ninguno de los demás presentes podía hacer algo al respecto para ayudar a unir esa familia; nadie podía ir al pasado y evitar que Sasuke se fuera o que Naruko no aceptará la propuesta que en su día le hizo Gaara.

— M-Menma... —El estado de su retoño, le partió el corazón, y sintió unas inmensas ganas de correr hacia él y abrazarlo y no soltarlo hasta que no dejara de llorar, como tantas veces había hecho en el pasado cuando era más pequeño.

Su hijo realmente necesitaba eso, había pasado tanto miedo cuando estuvo raptado y en manos de desconocidos que más de una vez había deseado fuertemente liberar todo su llanto y ser consolado por la Uzumaki mientras era acunado entre sus brazos; se le hacía muy acogedor ser rodeado por sus brazos, en esos momentos sentía una gran protección y amor, el mismo que sólo te puede proporcionar una madre.

— Y-yo sé que...estuvo muy mal lo que hice...pero...perdona... —Pidió mientras el infante trataba de controlar su llanto y secarse algunas lágrimas, sin embargo fue interrumpida por este nuevamente.

—¡No eres más que una mentirosa! —Soltó sin tapujos y apretó sus puños con enojo.

Eso fue como si le hubiesen arrojado un balde de agua fría.

No podía decirle nada, tenía razón; ante eso la invadieron las lágrimas, y prefirió apoyar la cabeza sobre su mano y liberar su llanto, al menos no permitirá dejar que la vea en ese estado tan débil, como lo consideraba ella.


— ¡No le hables así a tu madre! —Salió en protesta Sasuke con enojo.

— ¡Tú no me hables, que hiciste algo peor, me abandonaste! —No logro intimidarlo en lo más mínimo, al contrario, el pequeño lo intimido con esa acusación.

𝖴𝗇 𝖣𝖾𝗌𝗍𝗂𝗇𝗈 𝖣𝗂𝖿𝖾𝗋𝖾𝗇𝗍𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora