Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ XXX

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Capitulo XXX: Sentimientos

El mundo puede vivir sin mí, pero yo no puedo vivir sin mi mundo, no puedo vivir sin ti...

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— ¿Eso es todo? —Quiso confirmar y la rubia asintió— ¿Seguro?

— Que sí —Afirmó en voz alta.

Sasuke le había pedido que le contará todo lo que pasó cuando estuvo secuestrada, sin omitir ningún detalle, aunque evitó mencionarle lo del matrimonio.

— Esta bien —No dudo de lo que le dijo y agarro una crema que estaba en la mesa que estaba a un lado de la camilla— Te daré vuelta para ponerte esto —Anunció destapandola y dándole vuelta con su ayuda— Avisame si te duele —Indicó y le levanto la bata de paciente para posteriormente bajarle la ropa interior.

— Ay, esta frío —Hizo el amague de encogerse cuando sintió la crema sobre sus glúteos.

Una reacción infantil, consideró el contrario, pero envede de fastidiarle o quizá molestarle, le gustó porque era muy natural, o como diría él, muy de ella.

— Y tú estas hirviendo en fiebre —Dio en respuesta, sin dirigirle la mirada, y de reojo vio que hizo un puchero.

— Tampoco exageres que estoy bien —Hablo en un tono más bajo viendo lo concentrado que estaba en ser lo más delicado posible con ella.

Se sentía bien eso, saber que la trataba como si fuera el cristal más frágil del mundo, le transmitía cierta importancia y felicidad, ya que él solo se comportaba de esa manera con ella, desde siempre a sido así y ella también desde siempre ha hecho lo mismo; el comportamiento que tienen con el otro es diferente al que tienen con los demás, eso los hace sentir especiales.

Estando con el otro, eran ellos mismos, no fingían ningún gesto, comentario o actitud, se sentían libres de ser ellos mismos sin temer que alguien los juzgará por ello; eran completamente transparentes.

Ninguno de los dos dependía emocionalmente del otro, y mucho menos físicamente, pero estaban tan acostumbrados a la presencia del otro, que al no tenerla se sentían incompletos.

— Y gracias a ti me pondré mejor —Susurro, no para que no la escuchara, sino para no arruinar la armonía que se habia formado entre ellos.

Sasuke no supo que decir en respuesta, por qué no sabía exactamente qué significaban dichas palabras, ¿qué trataba de decir con esa frase?; ¿gracias por aplicarle la crema para curar más rápidamente los moretones de su parte trasera? o ¿gracias por preocuparse por ella y dedicarle todo el tiempo que sea necesario para ayudarla a recuperarse?

Se sintió tonto por entrar en un debate mental sólo por eso, pero estaba confundido, de hecho, lo estaba desde el día en el que tuvieron su última batalla en la cual provocaron un gigantesco desastre en el Valle del Fin; un recuerdo muy especial y preciado para él, tenía pocos, y ese era sin duda era uno, único e inigualable, que jamás olvidaría, consideraba que sería desagradecido de ser así.

Era algo increíble que le había dado la vida; tener la mejor batalla de su vida contra la persona que le había ayudado a no perder a su hermano, de no cometer un error al querer venganse primeramente de Itachi y luego de Konoha; le había dado su compañía en los momentos donde se sentía solo; le había sabido entender de manera que pareciese que le estuviera leyendo la mente; le había dado recuerdos que quedaron grabados en su mente; le había brindado amor y preocupación, como solía hacer su hermano o familia, ese mismo que creyó que nunca volvería a sentir y lo consideraba completamente perdido; le había dado tal importancia que estuvo dispuesta a perder la oportunidad de cumplir su sueño; le había dado un reto de cada día superarse para superarla, otro gran motivo por el cual hacerse más fuerte día tras día; le había dado algo muy importante, quizá lo más importante de todo lo que le había brindado, una familia, un hijo, un ser que era igual a los dos, pero a la vez único, algo demasiado preciado. Y él a cambio le había dado...desconfianza.

𝖴𝗇 𝖣𝖾𝗌𝗍𝗂𝗇𝗈 𝖣𝗂𝖿𝖾𝗋𝖾𝗇𝗍𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora