Capítulo 2

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Capítulo 2

La alarma del horno sonó y los 2 se pusieron en pie, ella algo temblorosa.

Eu: quédate aquí, no tardo...

Gabriel apareció también, siguiendo directo a la cocina.

Pa: tía... ¿Te sientes bien?? (Al sentirle las manos frías)

Ma: sí hija... No te preocupes... (Acariciándole las mejillas)

Pa: ¿Segura??

Ma: te digo que sí...

Eugenio vio esa escena, que por un momento lo dejó pensativo. El amor con que Macarena miraba a su sobrina...

Pa: ¿Está todo bien Eugenio?

Eu: la cena está lista... Pasen a la mesa, por favor...

Ma: gracias...

Con sorpresa, Macarena y Paloma vieron a padre e hijo sirviendo y encargándose de todo, algo poco común en un pueblo pequeño en donde eran las mujeres quienes servían y atendían a los hombres... Típico machismo...

¿La plática durante la cena? De todo... Los anfitriones cargados de alegría, contaban chistes y anécdotas...

Otra cosa que sorprendió a las invitadas, ya que ellas parecían estar casadas con la desgracia, pero esa noche rieron y mucho.

A la hora del postre, Eugenio cortaba las rebanadas del pastel de chocolate.

Ma: para mí no, gracias...

Eu: se ve delicioso... Pruébalo al menos...

Pa: es que mi tía es diabética, tiene prohibidos los dulces...

Eu: está bien... Entonces postre únicamente para ustedes 2, jóvenes...

Ma: Eugenio, no tienes que ser solidario conmigo...

Eu: Los médicos me recomendaron cuidarme con la alimentación, quizás deba hacerles caso... (Se encogió de hombros)

Paloma y Gabriel los vieron sonreírse, había algo en la forma en que se miraban... Sin dudas que era atracción.

Otra vez se quedaron solos y Eugenio se interesó por la enfermedad de Macarena, es decir en los pormenores.

Ma: hay veces en que no puedo contenerme y termino comiendo un gigante pedazo de pastel...

Eugenio rió fuertemente.

Eu: en la vida hay situaciones en las que es imposible contenerse... El deseo muchas veces le gana a la razón...

Estaba muy cerca de ella, sentados en el mismo sofá. Y el tono con que lo dijo, sonó seductor...

Macarena se retiró levemente hacia atrás.

Ma: ¿puedo saber de ti...?

Eu: todo lo que gustes... Soy viudo, Gabriel es mi único hijo, soy abogado penalista y vivo en la capital...

Ma: ¿y esta casa...?

Eu: la rentamos por unos meses...

Ma: ¿y tu trabajo en el DF?

Eu: Estoy intentando organizarme... Aunque no lo creas, esta es la oportunidad de pasar más tiempo con mi hijo...

Ma: ¿no viven juntos...?

Eu: desde hace unos años Gabriel viaja de aquí para allá... Pintando y mostrando su trabajo... Y cuando se asienta por unas semanas, yo voy y lo visito...

CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora