Secuestrada por Zeref (saga fairy tail)

Capítulo 19

Aquel día me levanté entre los brazos de Zeref. No podía estar más contenta. En silencio, esperé a que se despertara observando con una sonrisa su rostro dormido. No tardó mucho en despertar. Lo primero que hizo fue sacar una gran sonrisa y besar mis labios delicadamente, atrayéndome más hacia él.

A partir de aquel momento, Zeref y yo empezamos a dormir juntos en aquella habitación, repitiendo la rutina del beso por la mañana. Se podría decir que olvidé las malas acciones de Zeref. Mi vida, estaba llena de paz y tranquilidad junto con la compañía de Zeref y de Katja la cual también vivía en la mansión.

Es más, la vida en aquella casa se había vuelto más bulliciosa desde que Zeref revivió a un grupo reducido de personas que puso en el servicio. Al principio, me lo tomé a mal, ya que había despertado el descanso de otras personas, pero poco a poco, hablando con aquellas personas, me di cuenta de que ellos estaban felices de volver a la vida, de alargar aquel periodo de tiempo tan fugaz, pero a la vez tan necesario, aunque por ello tubieran que dar un servicio. Otro problema que vi resuelto fue el cambio de humor de Zeref, el cual parecía no atormentar contra el servicio.

Y así, pasé varias semanas de una vida sin altibajos, hasta aquel día, el día en el que Zeref me llevó a aquel precioso lago.

Una vez en él, ambos nos sentamos en su orilla. Aquel lago, me recordaba al de mi sueño, aunque no era del todo parecido.  Zeref posaba su mano sobre la mía. En aquel momento, sobraban las palabras y mágicamente, podíamos escuchar una hermosa melodía, proveniente del silencio.

--Cure, necesito contarte algo.--dijo Zeref, tomando toda mi atención.

--Dime.--contesté mandándole una gran sonrisa.

--Necesito hacerte mía, saber que nunca me dejarás y para eso... solo se me ocurre una opción.--dijo serio.

Aquello me asustó. Por un momento creí que iba a hacer algo malo otra vez.

--Cure, ¿quieres casarte conmigo?-- dijo sacándo un hermoso anillo plateado de su bolsillo.

Aquello me tomó completamente desprevenida, sin saber que contestar.