Capítulo X.

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(Narra Jesús)

-Pues ya ha acabado, ¿qué quieres hacer?

-No sé, ¿y tú?

-¿No querías hablar?

-No, bueno sí. Me molestó muchísimo lo que pasó anoche, es más, sigo un tanto enfada, pero me he dado cuenta de que no puedo precipitar las cosas, nos conocemos desde hace cosa de un mes y es normal que aún no sepas lo que sientes. Yo sí que lo sé, sé que te quiero.

-Laura, hay algo que no te dije...

-¿El qué? -Preguntó un poco preocupada.

-Verás, cuando te conocí acababa de salir de una relación y tal vez todo esto ha ido demasiado rápido.

-Espera... ¿qué? ¿Qué aún sientes algo por tu ex?

-No... no lo sé.

-Perfecto Jesús, ¿y a ti no te han dado el premio al novio del año? ¡eres la hostia! Ayer te dije que te quería, hoy lo vuelvo a hacer ¿y tú me dices que sientes algo por otra? -Se levantó del sofá muy cabreada.-¿Pero tú te crees que yo soy de usar y tirar? ¿Intentas olvidarla a través de mi, ves que no puedes y me dejas? ¡Te odio Jesús Oviedo! Ahora te digo una cosa, no vuelvas a llamarme en tu vida, ni a escribirme, ni a mirarme, ni creas que volveré a una firma o concierto tuyo por que no. Y procura no volver a Extremadura por que esta vez me controlo,pero como te vea por mi tierra te mato cabronazo.

-Laura relajante anda.

-¡Que te follen tío!

A continuación dio un portazo y salió de mi casa corriendo.

Me sentía echo mierda, nada me consolaba.

Subí a mi habitación y me tumbé en la cama mirando al techo. Pensando. Echando de menos. Añorando a Bárbara, a mi Babi.

Quería volver a sentirla junto a mi, sentir su respiración agitada cuando me acercaba para darle un beso, para hacerle cosquillas. Necesitaba volver a girarme en la cama y verla ahí, dormida, abrazandome y despeinada. Los besos de otras bocas no saben tan bien como los de ella. Por que yo amaba a Babi. Me di cuenta cuando empecé a contar los días que llevaba sin ella, cuando me dolía cada segundo que pasaba por que era un segundo más que no estaba junto a su sonrisa.

También supe que la amaba cuando me di cuenta que ella seguía con su vida, y seguía con una facilidad que dolía, como si yo nunca hubiese sido tan importante como tantas veces me decía. La llamaba y aunque no quisiera hablar, prefería discutir con ella a estar por ahí con otra cualquiera.

Sí, fui un real cabrón  al acercarme a Laura para intentar dejar atrás a Babi, y ni siquiera sabía por que la quería dejar atrás, por que yo la quería tener frente a mí hasta el fin de mis días.

Otra vez. Otra vez se me agarró al pecho la tristeza. Quería verla, aunque fuera contra su voluntad, aunque ni quisiera mirarme, pero necesitaba volver a a tenerla frente a mí.

Me levanté de la cama y eran las 22:00 y aunque tenía sueño ya que dormí muy pocas horas, quería ir a verla. Bajé hasta la puerta de casa y cogí la moto de Dani. Salí hacia la casa de Babi.

Me paré justo en frente de su casa. Frente al balcón. El balcón de su habitación miraba a la calle, donde estaba yo. La luz estaba encendida y se veía la silueta de Babi andando por la habitación con alguien, parecía un tío, un poco más alto que yo que se estaba quitando la camiseta.

Está con otro.- me dijo mi subconsciente. No había duda de que era Babi, el mismo perfil perfecto, el mismo pelo, tal vez un poco más largo y la misma manía de agarrarse el codo con la mano izquierda cuando está contenta.

¿Por qué tuve que ir? No me podía quedar acostadito en mi cama que estoy más bonito.

Quería irme de allí. De repente escuchė la puerta de su casa y rápidamente arranqué la moto para salir de allí.

Llegué al aeropuerto. Recuerdos inundaban mi mente. Recordé salir del aeropuerto agarrado de su mano mientras sonreía mirándome. Hubiese dado la vida por Babi.

Me resultaba muy duro darme cuenta de que yo seguía ahí, jodido, mientras ella ya había continuado con su vida. ¿Qué esperaba? No iba a esperar toda la vida a un capullo como yo.

(...)

La mañana siguiente. Desperté ya que los rayitos de sol que entraban por la persiana iluminaban mi cara. Cogí mi móvil y mi intención era abrir Instagram, pero sin querer o gracias al destino abrí el registro de llamadas.

Babi me llamó por la tarde y... ¿estuve hablando 1:53 minutos con ella? De repente caí. Laura le cogió el teléfono mientras yo fuí a comprar las palomitas. Me sobresalté de la cama ya que la duda me atormentaba. ¿Qué querría Babi? No me lo pensé dos veces y la llamé.

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Voy a seguir con la novela por todas aquellas que me apoyan, pero de verdad, todas aquellas que leéis me haríais un favor si votáseis. No cuenta nada y me hacéis muy feliz.

Mil gracias a las demás.

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