(Narra Babi)
*Dos días después*
Comprendía que Jesús había tenido otras novias pero, ¿lo dejó con Laura el día de la discoteca? No no y no.
Aunque él dijese que la fotografía era de hace mucho tiempo algo me decía que no, no podía ser.
Jesús me llevaba llamando horas, desde que nos peleamos me llamaba unas cinco veces al día. Tenía una relación amor-odio a que me llamase. Quería cogerlo pero no sabía que decirle así que siempre acababa por no cogerlo.
Las 20:00. Me llamó. Tenía el móvil en la mano y del susto por la vibración lo cogí.
*Inicio de llamada telefónica*
-Babi, por fin. -Sonó aliviado.
-Sí, ¿qué quieres?
-Necesitamos hablar, esto es serio Babi, ahora mismo voy a tu casa.-Dijo sin oportunudad de réplica.
-Aquí te espero.-Contesté sin gana.
*Fin de llamada telefónica*
Estaba cabreada y nerviosa. Quería abrazarle pero mi orgullo me lo impedía, y mira que yo era de esas que decían que "el orgullo no besa tan bien como yo".
Tenía puesto unos shorts de deporte negros y una camiseta corta verde pistacho. Me peiné con una cola alta e informal y volví a coger mi móvil y tumbarne en el sofá del salón.
A veces sentía que estaba viviendo sola. Mi hermana siempre con Juanjo y mi padre de viaje de negocios, y a saber dónde mi madre.
Tocaron a la puerta. Me levanté y abrí pensando que era Jesús, pero no, era Dani.
-¿Dani? Confusión: yo he quedado con Jesús. -Dije perpleja.
-Yo también me alegro de verte, y Jesús viene por ahí.-Con el dedo pulgar señaló hacia detrás, donde Jesús aparecía.
-Hola.-Saludó Jesús.
-Pasad anda.-Dije sin ni siquiera mirar a Jesús.
-No hay manera de que estéis una semana bien eh.- Me susurró Dani mientras pasaba.
Jesús entró y evité su mirada.
Mi orgullo podría haberse quedado durmiendo. -Me dije para mis adentros.
-¿Y bien? ¿Reunión familiar o qué? -Dije una vez que estábamos sentados en el sofá.
-Tenemos que hablar. -Dijo Jesús en tono serio, tanto que llegó a preocuparme.
-¿Qué pasa? -Pregunte preocupada mientras me sentaba en el sofá al lado de Dani.
-No puedo. -Dijo Jesús con la voz rota y rápidamente se levantó del sofá y salió de mi casa.
-¿Qué pasa Dani? -Pregunté mirando la puerta abierta que había dejado Jesús a su paso.
-Babi pues... pues que te vamos a echar de menos. -Dijo con la voz rota, pero no más que la de Jesús.
-¿Qué? -Perpleja, sentí todo el peso del mundo cargado sobre mis hombros, y no era tan fuerte como para soportarlo.
-Que nos vamos a Madrid, en cuatro días cogemos el avión. -Dijo acariciando mi mano intentando que no rompiese a llorar, y lo intenté.
-¡No! ¿Cuanto tiempo? -Pregunté aguantando un camino de lágrimas que no podría retener mucho más tiempo.
Dani se quedó en silencio.
-¿Cuánto Dani? ¿Un mes, un año? ¿Cuánto?
-Babi... -Se aproximó a mi y me abrazó.
Cuando estás llorando por alguien, lo peros que puede hacer esa persona es abrazarte. Ese abrazo abre paso a un camino sin fin de lágrimas.
Saber que no podría volver esa sonrisita de Jesús, ese brillo en sus ojos, esa ternura y amor. Se me olvidó cualquier sentimiento negativo que tuviese ante el y simplemente salí a buscarle.
Estaba sentado en la acera al final de la calle, frente a la moto de Dani.
-Jesús.-Dije muy bajito y salí corriendi hacia él. Necesité abrazarle.
Se levantó cuando vió que me acercaba a él. Me abalancé a sus brazos saltando y enganchándome a él como si llevara sin verle meses, algo que desgraciadamente pasaría.
-No te vayas Jesús, no me dejes aquí. -Le susurraba llorando. -No por favor.
-Babi si estuviese en mi mano jamás te dejaría.
Le apreté fuerte contra mi con la remota esperanza de que en ese abrazo se parase el tiempo. Pero no, no era posible.
-¿Volverás? -Pregunté mirándole a los ojos.
-Haré todo y más de lo que esté en mi mano por volver.
-Prométemelo.-Supliqué.
-Te lo prometo.
Sus manos se posaron en mis mejillas y me atrajo a sus labios.
Nos fundimos en un beso cargado de melancolía.
-Te quiero, siempre te querré Jesús.
-Sh. -Colocó su dedo índice en mis labios.-No te despidas, aún nos quedan cuatro días.
-Cuatro días son muy poco.
-Ni te imaginas la cantidad de cosas que podemos hacer en cuatro días. -Lució una media sonrisa inpecable. -Yo me enamoré de tí en cuatro días. -Sonrió mordiéndose el labio inferior.
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Más de lo que imaginas.
Подростковая литератураSegunda temporada de "Más de lo que piensas.". Muchísimas gracias por vuestro apoyo, sois geniales; el pegamento de este corazón roto.