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Minho nunca se interesó en el más bajito, el chico parecía buena persona, algo añiñado y gracioso pero nada más, ni siquiera sabía si podían gustarle los hombres, hasta ese día...
Todos en la casa andaban divididos, era su tiempo libre y sabia que cada uno debería estar haciendo sus cosas, sin embargo luego de bajar las escaleras se topo con algunos de sus compañeros comiendo panqueques
-¡esto esta rico!- Félix sonrió orgulloso, había hecho un gran trabajo en la cocina y ahora se sentía muy dichoso de que a todos les gustase, siendo esté todos: In, seungmin, minho y hyunjin.
-creo que a los demás chicos les gustaría probar ¿Por qué no los invitamos?
Luego de su comentario, los pequeños del grupo acordaron ir a buscar a Jisung y Chan, que dormían arriba, sin embargo, ellos no planeaban ir a buscar del otro rapero.
-Minho, tu vas por changbin-
Sonriendo de lado seungmin; termino subiendo el resto de las escaleras
Lee know pensaba negarse pero al final debido a la pereza sacudió las piernas y con pasos ligeros camino a la habitación de este. Todos en la casa sabían que changbin era muy lindo, alegre y todo, pero nadie se atrevía a entrar a su habitación, ellos suponían que al castaño no le gustaba que toquen sus cosas, aunque la realidad era una más grande....
-Hey Chang- -se corto a si mismo en cuanto vio a su compañero acostado en el suelo pintando un libro de lo que parecía un dinosaurio
Que se la pasara dibujando no era lo que lo enmudecio, si no, por el hecho de que tenia una falda color negra sobre sus pálidas piernas.
Minho no supo cuanto tiempo estuvo perdido en esas cortas y pequeñas piernas, se entretuvo en los suaves qué se veían, eran gorditas y su falta de bello le hizo fantasear un poco con los dedos picando por tocarle...
-yo- su vista volvió a escanearlo, podía ver el inicio de su ropa interior y parecía ser un cachetero, uno muy tierno con huellas de gatitos animados
Parecía ser una broma, pero demonios, se empezaba a sentir sofocado, una de las manos del pequeño; bajo hasta sus muslos intentando bajar la falda timidamente, estirando la tela qué se había subido con su descuido, cuando minho por fin lo miro a la cara sus mejillas estaban ardiendo en vergüenza y sus labios se mantenían abiertos como si fuera un pez bajo el agua
-Les dije que no podían... entrar- susurro apenas con un hilo de voz mientras negaba lentamente, no había ni una pizca de enojo y minho no sabia que contestar
-félix cocino panqueques, pensé que querías...- susurro volviendo a repasar sus bonitos muslos ahora un poco más cubiertos por la falda
Eso hasta que sintió una almohada estamparse en su cara y luego como cerraban la puerta frente a sus narices y él todavía sin comprender la volvió a abrir, changbin parecía avergonzado el doble o triple y él se ragaño a si mismo
