– eres un inútil – suelta Dowon, luego de que su hijo menor derramó café sobre la mesa de madera, el líquido manchando su camisa blanca. Tiene que levantarse refunfuñando para ir a su habitación y cambiarse de ropa.
Yeji a su lado, ríe con burla.
– no te preocupes, lo llevas en la sangre – apunta con el mentón a su progenitor que se pierde en el marco de la puerta y luego se lleva a los labios una tostada.
Changbin tuerce los labios cuando ve salir a su madre acomodándose la bata, muy reveladora, que tiene por pijama. En sus labios hay un cigarro a medio fumar y cuando habla deja salir el humo sin importarle que sus hijos estuvieran ahí y desayunando.
– más te vale salir bien en aritmética, ese señor Park ya me tiene harta – le dice al más bajo de sus hijos, causando que hyunjin, quién parecía más dormido que despierto dejé ver una sonrisa burlesca.
– ja, tendrás que hacerle una buena mamada – dice con sorna, humedeciendo los labios y jugando con el piercing de su lengua.
Changbin mastica, con los ojos fijos en su hermano y su madre se sirve un poco de café en una taza.
– hyunjin – dice su nombre con advertencia y después posa la vista en su hija. – Yeji, pobrecita de ti si vuelves a lastimar a alguna de tus compañeras o voy a...-
Su marido interrumpe el regaño, porque se acerca a ella tomándola de la cintura para besarla con intensidad y saliva de por medio.
Changbin aparta la mirada mientras hyunjin rueda los ojos con fastidio.
– nos vemos luego, cariño – Dowon sonríe contra los labios de su mujer – ve a dormir un rato –
Luego agitando la mano a sus hijos desaparece de la casa. La mujer suelta un suspiro resignado y changbin chilla cuando su hermano se tira sobre de él para pellizcarle la mejilla y despeinar sus cabellos.
– ¡Duele! – la mujer alza la mano como si no quisiera meterse en esa pelea sin sentido y da media vuelta bostezando.
– ¡estás advertida Yeji! –
Changbin mira de reojo a la pelinegra siendo consciente de cómo murmura por lo bajo, no se le entiende nada y él no quiere molestarla porque sabe que está en sus episodios hipomaníacos. Hasta hyunjin drogado da más confianza que ella.
Changbin sabe que no ha dormido mucho porque apareció por la ventana de su cuarto (los tres comparten habitación) aproximadamente a las cuatro de la mañana, dos horas después de que su madre llegará de trabajar del bar. Se limpió el maquillaje corrido y se aplicó un nuevo, se cambió por ropa limpia y listo, estaba lista para una jornada escolar.
– ¿Qué vas a hacer con ese cuchillo que ocultaste bajo tu uniforme? –
Le pregunta hyunjin a su hermana, observando con la mirada vacía y las ojeras marcadas. Yeji no le contesta y sonríe como si nada, levantándose para encaminarse primero.
Dos horas más tarde, changbin se encuentra de pie frente a la clase, con los ojos fijos en la ecuación de la pizarra y los dedos manchados con tiza blanca.
– siéntate, Seo – escucha a su profesor soltar un suspiro cansado, el señor Park lo observa – necesitas concéntrate más, o no vas a pasar conmigo. –
Park Jinyoung está seriamente preocupado por el muchacho, ha estado pasando reporte tras reporte a dirección para que sus padres tomen cartas en el asunto pero no parece ser escuchado.
Seo changbin, siempre está callado y mirando hacía el pizarrón pero no parece retener nada, parece perdido en la nada mientras todo a su alrededor sigue su curso.
