La desición final

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Mi viaje fue maravilloso, conocí la escuela donde iba a estar, fui a cantar a un restaurante por primera vez, conocí la oficina donde Édgar trabajaba, en fin, un montón de cosas interesantes, incluso sentí que una parte de mi se quedaría para siempre en Nuevo Laredo, no sabía si fue su historia, la gente, los momentos o que cosa pero me había ganado una ciudad con solo estar una semana por allá. Entonces fue que me tocó por vez primera tener una cita presencial, sin tantas cosas raras, era divertidísimo salir y estar con la gente que en ese entonces frecuentaba.
En esos momentos también me tocó conocer a los papás de Édgar, unas muy buenas personas que siempre me trataron excelente, no puedo decir lo opuesto.
Recuerdo que la primera vez que fui a su casa estaba nerviosa, no sabía ni que hacer, ni que decir y menos que pensar. Pero afortunadamente su familia me aceptó muy bien y eso me encantó. También tuvimos más aventuras locas, salimos de compras, comimos nieve, hicimos trámites, paseamos, trabajamos y nos divertimos demasiado.
Les cuento que en un par de ocaciones me sentí mal   por según yo lastimar a mi exnovio pero el para ese entonces ya estaba hablando con alguien más, por lo que me dediqué en silencio a disfrutar y a ser feliz.
Me dio un poco de coraje si les soy sincera, yo estaba preocupada porque sentía que lo había lastimado mucho, pero el con su actitud me demostró que nunca fue así. :) eso me alegró demasiado.
Pero como toda buena historia tiene un final, este viaje también lo tuvo.
Recuerdo muy bien como el día que tenía que volver a casa Édgar me acompañó a la central y fue entonces que lloré por primera vez. Cabe aclarar que yo tachaba de cursi a todas las personas que hicieran lo mismo pero no pude evitar llorar cuando me dijo.
-Después nos vemos, preciosa. Te voy a extrañar.
En ese justo momento me juré a mi misma que dejaría mis prejuicios de cursi de lado y que me enfocaría en lo que de verdad era importante. :)

recuerdo como estaba llorando en la central de autobuses, mientras seguramente todos me veían, pero no me importaba. La verdad es que me sentía demasiado triste, era como si me quitaran una parte de mi. 

Un rato después me subí al autobús para ir de regreso a casa y ahí lloré más. todo el camino aquél día me fui llorando, pero me sorprendía muchísimo porque yo usualmente  no tenía sentimientos así, menos por cosas que tenían que ver con el amor. Todo mi camino me fui escuchando grabaciones y audios que me hacían sentir mejor, pero nunca logré volver a sonreír, al menos hasta que llegué a casa. 

cuando volví, me decidí que si estudiaría en Nuevo Laredo costara lo que costara, que tenía que ir porque estaba segura de que me la pasaría increíble con todas las personas que pudiera conocer y que disfrutaría muchísimo el tiempo que pasara allá.

después de mucho pensar, hablé con mi papá y le conté que me había decidido, apesar de que el me dijo que podíamos buscar una beca en mi ciudad, le dije que no, que yo ya había elegido que me iba a ir y que si estaba de acuerdo era perfecto, pero si no, que yo buscaría la manera para conseguir mis objetivos con o sin su ayuda.  

supongo que me vio muy decidida porque apesar de todo me apoyó, me dijo que si eso era lo que quería que me iba a apoyar, que luchara por mis objetivos y que fuera feliz porque lo merecía. 

Entonces fue que decidí que empezaría de 0, otra vez.


el día que todo cambió.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora