el día que todo cambió.

Cumpleaños feliz

Habían pasado unos días de aquél momento tan triste que vivimos con las primeras  peleas, pero no por eso las cosas dejaron de ser lindas. Entre un amigo y yo decidimos organizarle una fiesta de cumpleaños a Édgar, vendrían algunos de nuestros conocidos pero sería algo pequeñito, bastante pequeñito si me preguntan. 

Habíamos elegido que clase de pastel le compraríamos, la comida que se haría para aquél día y la verdad es que yo tenía muy poca experiencia haciendo este tipo de cosas. Nunca fui tan buena para crear regalos ni sorpresas ni nada parecido. 

Pero me había propuesto que aquél día fuera hermoso, así que con ayuda y con muchos consejos, terminé por despertarme un par de días antes de su cumpleaños. Era viernes, y justo ese día me tocaba ir con una amiga de compras. ¿Y qué iba a comprar? Pues el pastel. Ese lindo pastel que para mi significaba muchísimo, jamás había podido regalar un detalle así y esta vez tendría la oportunidad, cosa que me alegraba de sobremanera.

A Édgar le mentí y le dije que íbamos a ir de shopping, pero no le dije nada más. Pero el tampoco preguntó mucho así que no pasaba nada. Recuerdo que cuando volví de la calle me arreglé y la mamá de mi amigo se puso a preparar la comida, algo que estuvo delicioso si me preguntan. 

estuvimos un rato compartiendo tiempo juntas (Porque cabe aclarar que yo vivía en su casa) Y era increíble conversar con ella, siempre tenía algo que decir, un consejo que dar y todas esas cosas geniales. 

Luego llegaron algunos familiares de mi amigo y estaba casi todo listo, solo faltaba su presencia. 

Yo tenía listas las mañanitas para cuando el llegara, así que no me iba a costar mucho encender un botón y que empezaran a sonar. fue divertidísimo. 

Yo nunca antes había preparado una fiesta así más que las de mi mamá, pero aquél día todo salió perfecto. Édgar estaba muy feliz aquél día y yo me sentía contenta, por verlo sonreír y por darle una alegría aunque fuera pequeñita, con detalles bonitos que reflejaban ese amor que en aquél momento le tenía. 

era tan bonito disfrutar esos instantes a su lado. en el momento que abrimos su pastel, con una gran sonrisa y que le cantamos las mañanitas, en ese momento sentía que tenía todo en la vida, que lo único que empañaba mi felicidad era que mi madre no estaba conmigo, pero fuera de eso todo lo demás era increíble.  

Esa tarde la disfrutamos mucho, nos divertimos demasiado y lo más importante es que descubrimos que nos encantaba pasar tiempo así y yo estuve segura aquél día de que ese no sería el único cumpleaños que pasaría a su lado. 

Ese fin de semana seguimos celebrando y justo el día de su cumpleaños fuimos a desayunar a un restaurante muy especial, en el cuál yo aproveché para cantarle las mañanitas. si, la chica que le daba pena agena cantar, ese día lo hacía con muchísimo gusto. fue un tiempo increíble y la verdad verlo feliz para mi era una de las cosas más bonitas del mundo.