Capítulo |05

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Convertirse en un fantasma
~Lucas~

Un mes después.

Después de consultarlo con mi almohada, tome la decisión de alejarme de Chloe. No por lo de la puerta. Ella necesitaba espacio. No necesitaba que un completo extraño la ayudará, ella no lo había pedido y yo estaba dispuesto a darle todo.

Supongo que nunca podremos ser...

La he visto por los pasillos del colegio, también la veo de reojo en las clases de literatura. Pero ya no intento hablarle. Luce como un fantasma, y yo trato de convertirme en uno, para alejarme de ella. Yo no me rindo fácil, pero hay algo en ella que la hace especial, y además la asfixie desde el principio.


—Así que Caleb Webster. ¿Qué te trae a Forrest School? —articulo Jordan.

—Quitarte el puesto de Quarterback —guiño el ojo—. Es broma, chicos. Regresaremos a vivir aquí. Mi mamá está embarazada y quiere regresar al lugar donde crecí.

—Eso es genial —dice Jordan palmeando su espalda—. Igual, no tendrás mi lugar en el equipo. Puede que el entrenador te de el puesto de capitán, ya que Lucas no lo acepto —sonrió malicioso—. Yi ni si jigir fitbil Amiricini —repitió mis palabras de hace unas semanas.

Estallamos en carcajadas.

—No nos han presentado, Lucas Thomlison —articule extendiéndole mi mano.

—Mucho gusto, Lucas. Caleb Webster —respondió estrechando mi mano en un apretón formal—. ¿Entonces él entrenador te ofreció el puesto de capitán, en el equipo?

—Si. No acepte porque no se jugar fútbol americano —me encogí de hombros—. Y estoy en el equipo de básquetbol. Soy el capitán.

Continuamos hablando por unos minutos más, hasta que me callé, dejando de prestar atención a la conversación sobre un partido.

Chloe estaba al otro lado del pasillo, dando una mirada nada disimulada a mi dirección. Pude asegurar que llevaba haciéndolo desde hace unos minutos, porque sentía la intensidad de sus ojos cafés clavados en mi nuca, como dos dagas.

—Disculpen, chicos. Me tengo que ir —me despedí moviendo la mano en un gesto despreocupado. Necesitaba huir, era un acto cobarde pero no hay valentía sin antes haber existido un rastro de cobardía.

Camine hacia su dirección. Ella estaba sola, quizá podía saludarla... No. Tengo que respetar su espacio. Tal vez otro día. Pensé y seguí caminando con la vista al frente y sin expresión alguna con dirección a la cancha de básquetbol.

Mi pequeño mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora