Capítulo |04

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Cómo salvar una vida
~Chloe~

Ahí estaba, ese chico ojiverde, al que le había contestado de mala manera, y lo único que había echo fue reírse. Ahora, no se que hacía de pie afuera de la que ha sido mi casa durante todo este tiempo. Era raro verlo ahí, se sentía como si moviera mi mundo de una manera más rápida y agitara todo a mi alrededor. Irrumpiendo en lugares desconocidos pero que deseaba conocer.

Era consciente de que mi aspecto físico no era el mejor. No había estado comiendo, no tenía hambre y mucho menos podía dormir, me la pasaba llorando, por sentir culpa y rabia. Me ahogaba y no sabía cómo ayudarme a nadar. Era un desastre andante.

—Te he traído los apuntes, la señorita rubia me pidió entregártelos—dijo aclarándose la garganta haciendo más ruido del que debía, mientras sacaba un cuaderno, que llevaba en la pasta la icónica portada del álbum Abbey Road, de los Beatles. Al ver eso me recordó los momentos que estaban  estancados en el pasado. Y que acababa de memorizar.

—Ah... Si, claro, gracias —balbucee en un hilo de voz. No podía decir nada más.

Solo me dedico esa mirada llena de lastima, y fue la gota que derramó el vaso. El no tenia la culpa pero me hizo sentir como si fuera un cachorro pateado. Odiaba recibir miradas de lastima. Y sabía que en cualquier momento las lágrimas volverían a surgir. Pobre chico, no esperaba que le arrebatará la libreta y que le cerrara la puerta
en la cara.

Respiraba agitadamente, mientras me dejaba caer lentamente en el suelo, tapándome la cara y ocultando mis sollozos entre las manos. Estoy rota y no se como repararme.

No se cómo salvar una vida1.

~Lucas~

Me cerró la puerta en la cara ¡Joder!

Me quede de pie sintiendo como con cada segundo el dolor mi nariz empeoraba. Sentía como palpitaba, así que instintivamente me lleve las manos a la cara mientras me mantenía aún de pie afuera de la casa. Rezaba porque el dolor cesara. Así que caminé unas cuantas cuadras hasta llegar a una especie de parque que estaba rodeado de árboles con hojas moradas, y el pasto tan verde que lucía como artificial, era como respirar tranquilidad.

Me dejé caer a la mitad de todos los árboles, en el más grande, justo en las raíces, mientras pensaba en todo y nada a la vez. Estaba confundido y necesitaba un consejo que solo una persona podía darme. Así que marqué el número que conocía tan bien de memoria, esperando a que después del tercer tono respondiera.

—Hola, gruñón —hable hacia la otra línea cuando contestaron. El abuelo Josh refunfuño cuando escucho el apodo por el que lo llamo.

—¡Vaya! Pero si es mi nieto el tontín —respondió—. ¿Por qué me llamas, Luckie? Digo, no es que me moleste hijo. Pero tú casi nunca me llamas, a menos que te hayas metido en problemas, y eso no ocurre desde hace mucho. Hasta parece que desapareces de la faz de la Tierra. Solo tengo que escuchar los parloteos de tus hermanas cuando vienen a visitarnos. La última vez tuvieron una enorme discusión ¡Llegaron al punto de los golpes! Esas locas que tengo por nietas no recuerdan que me pueden dar una jaqueca y que le pueden causar un infarto a su abuela.

—Ellas estaban molestas por un chico que salió con ambas—respondí rodando los ojos—, De todas maneras hablaré con ellas porque no está bien que los molesten por sus asuntos —resople—. Te llamé porque necesito un consejo y creo que tú podrías dármelo.

Le hablé sobre lo que sentía. Le dije que era una chica especial. Nunca se había despertado ese sentimiento en mi, el querer conocer a una persona y ansiar convertirme en alguien especial para ella. El abuelo me aconsejó darle su tiempo y estar dispuesto a luchar ante todas las dificultades.

Necesitaba una manera de acercarme a ella, pero ahora mismo ella necesitaba sanar. Y yo una bolsa de hielo.

1How to save a life – canción de the fray

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