Capítulo |03

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(Mini maratón 2/2)
Lágrimas ácidas
~Chloe~

Ella se fue, se ha ido, trato de convencerme. No puedo creer que me abandono, me dejó y esta vez lo hizo para siempre. Trataba de no llorar hasta que las lágrimas amenazaban con salir y me quemaban tanto que las soltaba, eran ácido quemándome viva.

—Chloe cariño, es hora de que vuelvas a clases, llevas ausente una semana —hablo Danesse en un tono suave. Tratando de que no me rompiera, lo que me hizo estremecerme.

—¿Podrías darme una semana más, por favor?—hable antes de que las lágrimas retomaran su curso.

Lo cierto es que, no tenía energía para levantarme, vestirme, ni mucho menos para comer, y el siquiera intentar caminar se me hacía una tortura. Solo necesitaba paz.

Después de que Danesse me llamara el lunes, no he vuelto a la escuela. Mi madre se suicidó. No le importo dejarme, ¿De verdad fue tan egoísta para solo pensar en ella? Siempre había tratado de comprenderla, pero lo cierto es que nunca lo hice. Ella me dejó de lado, no se dio cuenta de que sufría incluso más que ella. Y un día simplemente tomó el valor y me dejo aquí nuevamente con el corazón echo trizas.

—Claro, cariño. Tómate todo el tiempo que necesites. Hablaré con los profesores para que te envíen los apuntes y estés al corriente —agregó besándome la cabeza. Y saliendo de la habitación.

Ahora solo éramos Danesse y yo, en contra de todo.

~Lucas~

No había visto a la linda chica rubia después de ese día, fue como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra. Así que curiosamente le pregunte a la señora rubia si sabía algo acerca de la ausencia de mi nueva compañera quien no se había presentado a clases en una semana. Y hoy la señorita rubia me había dado su dirección, necesitaba que le llevarán los apuntes de estas dos semanas. En las cuales no se presentaría; Y yo encantado de saber porque no ha asistido acepte.

Calle Withmore 17, casa 5.

Aparco la camioneta mientras leo nuevamente el papel, que reposa en mi mano derecha, mientras busco con la mirada la dirección indicada.

Esa chica había despertado una pizca de curiosidad en mi. Una que había estado guardada con llave desde hace años. Muy lejos, en un baúl lleno de telarañas. Lleno de silencios. Y a pesar de todo me seguía aterrando la posibilidad de que jamás sucedería algo si no me permite conocerla.

Media hora más tarde lleno de valentía, estaba parado enfrente de una puerta color verde. Para no acobardarme y dar media vuelta atrás, toqué el timbre, impaciente porque nadie atendía.

~Chloe~

Danesse había salido al bufete de abogados, hace un par de horas. Dejándome a mí en casa. Sola, llena de emociones y pensamientos negativos. Que amenazaban con salir a flote. Sabía que tenía los ojos tan hinchados por llorar que no podía mantenerlos abiertos por mucho tiempo; sentía que estaba lista para morir.

¿Por qué se suicidó?¿Qué fue lo que quería hablar con mi padre el día del accidente? Eran ahora preguntas que rondaban en mi cabeza. Y que jamás tendrían respuesta alguna.

Yesterday de los Beatles, sonaba en mi cabeza.; sus acordes y melodía perfecta me hacían volver al pasado, en donde de todo estaba bien y no existía dolor alguno.

Desearía que todo fuera como antes. Vivir en mi casa, vestir vestidos con coloridos estampados florales. Comer helado casero de frutos, mientras veíamos el atardecer en el pequeño patio, en familia.

Aún podía recordar a Calum, dando saltitos y grititos de felicidad mientras aplaudía, porque papá había llegado con un paquete de galletas de chocolate. Lo recuerdo lleno de chocolate, luego de haberse comido cuatro galletas, y después mamá llevándoselo a la bañera, dándole una pequeña regañina en el camino.

Extraño esa calidez, extraño sentir esa protección cuando abrazaba a mi padre, y sentía que nada malo iba a pasar.

Pero antes de que pudiese volver a llorar alguien tocó el timbre interrumpiendo mis recuerdos. Y llevándose consigo esa aún existente calidez.

Danesse me advirtió que si era alguien de mi familia materna, les cerrará la puerta en sus narices. Ahora estarán felices de que mi madre, ya no exista más. Que los jodan.

Me mentalicé antes de abrir la puerta. Llevaba aún puesta mi pijama; Había estado llorando. Así que me pasé los dedos por debajo de los ojos secando las lágrimas que amenazaban con abandonar mis ojos. Respiré y abrí la puerta.

~Lucas~

No me prepare lo suficiente, antes de que abrieran la puerta. Claro que debí haberlo hecho, porque así me hubiera preparado para ver a la chica destruida, que tenía enfrente.

Cabello rubio recogido en un desaliñado moño, sus ojos cafés hinchados –como si hubiera estado llorando– unas cuantas ojeras debajo de estos mismos. Un pantalón de pijama holgado, y un suéter azul dos tallas más grandes que la de ella.

Tenía un semblante lleno de tristeza. Estaba devastada. Pero ¿Por qué?

—Hola —hable con el miedo de que se rompiera en cualquier momento.

—Hola —respondió con un hilo de voz.

Removiendo todo en mi interior y causando que quisiera abrazarla. Pero sería raro hacerlo, porque tan solo somos dos desconocidos.

Mi pequeño mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora