Mi pequeño mundo

Capítulo |14

Estrellas fugaces
~Lucas-

Solo podía observar a la rubia maravillada ante lo que tenía frente a sus ojos. Él como sus ojos resplandecían como dos diamantes, con un brillo único.

Estaba hermosa, mucho más de lo que estaba siempre.

No creía que alguna vez alguien pudiera superar la manera en que se veía. En la que mis ojos la veían. Como si fueran millones de estrellas fugaces.

—Lucas —me llamó la rubia—. Esto es... No tengo palabras para describirlo.

Soltó con las mejillas rojas. No me arrepentía de haberle dicho todo lo que sentía, si eso hacía que saltara de esa muralla en la que estaba atrapada y se atreviera. Ya no tenía miedo, lo podía ver reflejado en sus ojos.

—¿Has pensado a qué universidad te postularás? —hablé tragando el bocado de pasta.

Era algo que no me entusiasmaba demasiado, significaban más responsabilidades y libertad al mismo tiempo. Era todo lo que me aterraba, en el fondo, a lo que me había sometido todo este tiempo.

—No había pensado mucho en ello realmente. Dejé de hacerlo hace un tiempo ya —soltó moviendo el cubierto entre la pasta—. Pero creo que en el fondo me encantaría.

Aunque no lo expresara, la pequeña mueca que siguió a eso me confirmaba que realmente no quería darle muchas vueltas, así que cambié de tema y seguimos hablando de cosas triviales hasta que pague la cena y nos fuimos.

De camino comenzó a sonar Apocalypse de Cigarettes after sex. No pude evitar mirar de reojo a Chloe, la cual empezaba a quedarse dormida.

Después de una media hora conduciendo me estacioné afuera del planetario, Albert Grout. Era la segunda sorpresa.

La rubia al recomponer su postura giró su cabeza en tiempo récord, pareciéndose a la niña del exorcista. Así que me desabroché el cinturón y salí del auto.

Me guardaría las explicaciones hasta que bajara del auto.

—Vamos, rubia —hablé abriendo la puerta del copiloto para que bajara.

Me miraba con extrañeza, pero la ignoraba. La segunda sorpresa había empezado.