Capítulo 22

400 32 15
                                    

Abigail

poco a poco te empiezo a superar, ni estrés se fue, es bueno vivir así, hasta cierto punto creo que fue mejor que te fueras, sé que una vez entrando, no tendré tiempo pues serán mis clases, después una hora de tenis, una hora de piano, una hora de inglés de negocios, una hora de servicio becario, una hora de gym, tarea, estudiar para exámenes, joder, no voy a tener tiempo, me superaré, y cuando vuelvas, te sentirás muy orgullosa de mí.


Después de un mes, Nahomis entró en trabajo de parto desde las 2 de la tarde, están todos en el hospital, nos despertaron temprano para llevarles el desayuno, Mariana saludó rápido a todos allí, y luego salió casi corriendo a la oficina porque debía firmar unas antes de las 5 de la tarde y contar unas cosas. Antes de ir a la empresa fui a dejarles el almuerzo a todos allí mientras esperan a Nahomis y a la niña.

Mi intención era quedarme junto con todos, pero el deber llama, tener a Avery nerviosa por lo que sucede con Nahomis y la niña, es razón suficiente para no hacerla esperar en cuanto al trabajo. Estaré sola en la oficina, con ese montón de secretarias que me terminarán odiando al final del día, pero necesito todo el apoyo del mundo para abarcar las reuniones pendientes para hoy.

—¿Cómo es que todavía sigue en pie? —pregunto cuando llegó al hospital y veo a Nahomis caminando de un lado a otro—. ¿Qué sucede?

—Falta dos de dilatación —responde Avery que está de pie en la puerta.

—Ya entiendo.

Miro por encima de mi hombro que viene Ava con Sergio, nos saludamos con un asentamiento de cabeza, me hago a un lado para que saluden a Nahomis.

—¿Sigues segura de provocarle este proceso a Mariana?

Suspiro pensando en esto. Sí lo ves muy detenido sí parece espantoso y doloroso, pero si miras el proceso de crecimiento que tiene el bebé y que, aunque no lo veas, sabes que está ahí y puedes sentirlo y te puede escuchar, opaca todo esto. Estoy segura que ella quiere hacerlo, por eso hemos ido y el doctor ya nos dio la noticia de que podemos quedar embarazadas.

—¿Dónde está Mariana? —Pregunta Sergio que llega con nosotras.

—En el trabajo —respondo encogiéndome de hombros—. Tuvo que quedarse para poder venir después del mediodía.

—¿Cómo hacen para verse tanto tiempo?

—Ni idea.

Me despedí de todos allí y regresé al trabajo antes de recibir la llamada de mi secretaria de nuevo, Avery tuvo que ir a un almuerzo con uno de los contratistas, Alexandra está reorganizando la agenda de todas en los próximos días para poder ayudar con la niña a Nahomis. Está nerviosa, no quise hablar con ella para evitar que se altere o que me dé por desmayarme al ver lo que le ponen por la vena. No soy tan fuerte cuando se trata de inyecciones.

En este momento sigo pensando cómo será el proceso de Mariana estando embarazada. Sé que no la dejaré sola, pero a ella no le gustará dejar de trabajar, tampoco estar encerrada, lo único que le gustará ser atendida por mí. Aunque hay mujeres que repugnan a sus esposos, ¿ella hará eso? ¿Me sacará de la casa? ¿Tendremos peleas? ¿Discutiremos mientras está embarazada?

Sacudo mi cabeza para despejar esos pensamientos tanto tontos que tengo ahora, ni siquiera está embarazada y ya me estoy preocupando por cosas sin sentido. Espero que sea un embarazo tranquilo sin tantas preocupaciones, ni retrasos. Estoy en la oficina desde hace 3 horas y me siento tan desesperada por ir con los demás a cargar a la niña, en estos momentos no pienso con claridad.

—Señorita, la señorita Alexandra llamó avisando que darán a la señora Nahomis mañana antes del medio día —dice la secretaria—. Qué encienda el celular que la llamará más tarde para saber si puede ir a llevar la cena.

Se retira sin esperar mi respuesta, suspiro cansada. Me acuesto encima del escritorio.

—¿Quién se cree que soy? ¿Su sirvienta? —pregunto a la nada, suspirando de nuevo—. Espero que no quede acostumbrada porque esto lo haré sólo hoy —levanto mi cabeza para encontrarme con Mariana y Avery en la puerta.

—¿Hablando sola, amiga?

—¿Estás cansada de trabajar, amor?

—Bien, no estoy loca —respondo en su lugar—. Debo ir a buscar la cena de todo para llevar al hospital.

—¡Ah! Eres la sirvienta ahora —dice entre risas Mariana.

—Eso no me causa nada de gracia —digo levantándome de golpe de la silla—. A todas estas, ¿Qué hacen aquí?

—Vinimos a buscarte —dice Mariana acostándose en el sofá.

—¿Estás cansada?

—Si...

—Bien, vamos.

—¿Por qué no vas a casa y yo llevo la cena?

—Me parece bien —dice Mariana levantándose con un quejido—. Siento que ya me estoy poniendo vieja.

—La vieja de todas aquí es tu novia.

—Cierto, aun así es bien sexy —le guiño un ojo después de su comentario.

—Ten —le entrego las llaves de mi auto—. Avery me dejará en la puerta del departamento luego, ¿Sí?

—Está bien, amor.

Las tres salimos del edificio diez minutos después, Mariana se fue a casa a descansar, mientras me fui con Avery al hospital para ver a Nahomis y la bebé, el nombre de la nueva integrante a la familia de las tóxicas, no lo sé todavía, pero de seguro es la combinación de su nombre con el de Alexandra. Nada más espero que sea posible pronunciarlo y fácil de escribir también.

—¿Ustedes ya quedaron embarazadas? —Pregunta Avery.

—La próxima semana iremos a hacer el procedimiento.

—¿Estás nerviosa?

—Muchísimo, no sé qué hacer...

—Solo esperar y cumplir con lo que pide el doctor.

Ya se me había pasado el susto, los nervios y la ansiedad sobre este nuevo desafío que tomamos, tanto Mariana como yo. Será algo diferente, nuevo para ambas, sinceramente no sé cómo comportarme o que esperar sobre ese tratamiento que se someterá Mariana para quedar embarazada. Ella es la que está más empapada de ese tema, lo único que sé es que debo complacerla en todo cuando me entere que seremos madres.

Aunque para ser sincera, Avery no me ayuda, Nahomis y Alexandra van a centrarse en su bebé, Sergio y Ava ya están embarazados y Ava es peor que antes. ¿Será Mariana peor que antes? ¡Dios que feo es tener esta duda dentro de mí! Estoy segura que podré sobrellevar todo, sólo espero no quebrarme en algún punto. ¿Debo exponerle mi preocupación a Mariana sobre sus cambios de humor en el embarazo? Me estoy siento paranoica, ¿Qué tal si se comporta diferente y no es como Ava o Nahomis?

¡Dios qué haré!

No debo huir ahora que todo está en marcha, no debo pensar en estas cosas, me volveré loca, estoy totalmente segura que Mariana no piensa en esto, soy yo la que se anda torturando en vez de enfrentar las cosas cara a cara. Por ahora, sólo disfrutar el ser tía y luego el ser madre junto con Mariana. Tener un hijo es para nada complicado, ¿verdad? Aunque tengo otra realidad que afrontar. No nos hemos casado. No hemos hablado de eso, ni siquiera lo propusimos antes de hacer los trámites para que Mariana quede embarazada.

¿Será que no se quiere casar conmigo? Bueno, teniendo en cuenta que canceló su boda con Jensen y que evidentemente no funcionó, de seguro siente que sucederá así con nosotras. ¿Debería proponerle matrimonio? A lo que me lleva a la siguiente pregunta, ¿Cómo y dónde se lo pediré? ¿Qué anillo debo presentarme? Ella ama leer también, es muy inteligente, por lo que algo simple no le va a agradar.

Tengo miedo. Siempre he tenido miedo. Pero esta vez me sobrepasa. No sabía que le tenía miedo al compromiso. Pero estoy hablando de Mariana, tenerla para toda la vida conmigo. Compartir algo más que una casa, un hijo, es lo que desee, aunque no hemos hablado de eso, de seguro Mariana desea que le pida que se case conmigo antes de finiquitar el tratamiento. Debo dejar de ser tonta y actuar, sí pienso demasiado, de seguro la perderé de nuevo, debo proponérselo, debo prepararme para preguntarle.

RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora