🌼 Siete días de cursilerías sobre mis niños favoritos.
🌼 Link del evento: https://shisuitaweek.carrd.co/#prompts
🌼Pretendo cumplir con one shots diarios desde el 21 hasta el 27 de junio.
🌼 Con suerte algo de alegría, aunque no prometo nada, no s...
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La copa se mueve entre sus dedos, la guía hasta sus labios y traza el filo con la punta de la lengua, tentándolo a acercarse más y más. Itachi no se resiste y se esfuerza en encontrar el camino entre la multitud que aglomera el bar para alcanzar al rizado de la sonrisa coqueta.
Shisui alza una mano en cuanto el barman se gira en su dirección, el pelilargo ve que mueve los labios diciéndole algo, pero el ruido, la música y la lejanía no le permiten escuchar lo que le está pidiendo, aunque adivina que sus deseos se reducen a una copa más de lo que sea que esté bebiendo.
Se deja caer en el taburete junto a él, el rizado no demora en estirar la mano y agarrar la suya de manera casi necesitada, le acaricia con los dedos y lo mira de reojo con una sonrisa de medio lado. El menor le devuelve el gesto y poco a poco se relaja al tenerlo cerca, convenciéndose de que aquí, en la periferia, no están los hombres de su padre. Puede estar tranquilo con Shisui y disfrutarlo durante algunas horas.
Antes de que pueda saludarlo, el barman se acerca, estirándole una copa de un menjunje rosáceo que Itachi olisquea con curiosidad.
—Rosato de Ramazzotti —susurra Shisui en su oído y la espalda de la comadreja se sacude en un escalofrío cuando sus células captan las vibraciones de la voz de su amante por encima de la música—. Supuse que te gustaría.
—Huele bien —contesta echando la cabeza para atrás, la nariz del rizado queda apoyada sobre su mejilla.
—Igual que tú... —coquetea y antes de continuar hablando sobre el coctel, deja un pequeño beso en su piel—. Tiene flor de hibisco, flor de azahar y un poquito de naranja dulce.
—Me conoces bien, Shisui.
—Eso ya deberías saberlo.
Itachi sonríe fácilmente, cuando está con el jovencito loco de los barrios bajos, las sonrisas, las palabras, los coqueteos y los toques atrevidos le nacen sin esfuerzo alguno. Se le rompen las ataduras si puede sentir su alma libre incitándole a dejar las reglas y el mundo complicado en el que vive. Una especie de negocio familiar turbio que le bloquea las posibilidades de ser él mismo.
Sin embargo, son estas noches en las que Itachi es auténticamente libre, coquetea con Shisui sin importar lo que otros puedan decir de él, le toma la mandíbula y le obliga a acercarse para besarle en los labios como un hambriento. Le succiona la vitalidad a cada contacto y el rizado tiene tanto que entregar que apenas se inmuta.
