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Las vacaciones habían sido bastante buenas. Mi abuelo me había enseñado unos hechizos nuevos, algo de magia sin varita y otras cosas más, claro que todo era solo teoría porque al ser menor de edad no podía usar magia fuera del colegio, aunque vivo en el colegio, pero bueno, no se me permite hacer magia durante vacaciones. Gracias a mi abuelo había mantenido comunicación con mi padre, aunque aún no sabía dónde estaba, pero sabía que estaba bien ya que la flor mágica que me había regalado el año pasado había florecido y tenía nuevos brotes por eso no me preocupaba.

Con mis amigos si podía hablar y nos habíamos mandado muchas cartas durante las vacaciones. Hermione me contó que sus padres, quienes son dentistas (los doctores que curan los dientes o algo así) le habían puesto un nuevo aparato para alinear sus dientes y reducirles un poco el tamaño, yo le respondí que eso se podía hacer con magia y era más rápido y menos doloroso, pero dijo que quería hacerlo a la manera muggle tradicional y también me dijo que ya había leído todos los libros que había comprado en Hogsmeade el año pasado. Harry me escribió una carta pidiéndome que le mandara algunos aperitivos ya que por culpa de su primo que había subido de peso al tamaño de un elefante, todos en casa de sus tíos, seguían una dieta rigurosa y decía que le hacía falta azúcar, así que le mande unas botellas de cerveza de mantequilla, unos pastelillos y una caja de ranas de chocolate, esperando que eso fuera suficiente. Y Ron me contaba que estaba emocionado por los mundiales de quidditch y que su padre tenía entradas fabulosas para todos; sus hermanos, él, Harry, Hermione y yo. No soy buena jugadora de quidditch, pero soy una gran aficionada. También me contó que Ginny le puso un nombre ridículo a la lechuza que le dio mi padre, pero no me dijo cual nombre solo que él la llamaba Pig y que era bastante escandalosa, cosa que comprobé cuando me llevó su carta. Hasta desesperó a Sparkle, quien es demasiado paciente.

Llegué al vecindario de Privet Drive. Le dije a Harry que quería conocer la casa de sus tíos y él aceptó. Primero me sorprendí porque Ron me había dicho que él le había llamado por teléfono hace 2 años y su tío había sido muy grosero, pero Harry me explicó, por otra carta, que sus tíos eran más accesibles ahora que sabían que el padrino de su sobrino era un asesino que se había fugado de la prisión más poderosa del mundo mágico.

Toque la puerta y un señor de cara redonda, roja como un tomate y con un bigote como de pelo de morsa, me abrió la puerta.

-Hola usted debe ser el señor Vernon Dursley -Salude cortésmente.

-No damos caridad y no queremos comprar nada -Dijo irritado y trató de cerrar la puerta, pero se lo impedí.

-No quiero caridad y no estoy vendiendo nada -suspiré- Mi nombre es Lerry, soy compañera de Harry en el colegio.

- ¿Qué? ¿Cómo pudiste encontrar nuestra casa? ¡Vete! -Gritó

-Hola Lerry -se asomó por la puerta Harry- Que bueno que pudiste llegar

- ¿Quién te dijo que puedes invitar a tus amigos raros a mi casa? -Gruñó

-Ella es Lerry, la hija de mi padrino, ya sabes, el asesino serial que escapó de la prisión, no creo que quieras que le escriba y le diga que trataste mal a su hija y la corriste ¿Verdad, tío Vernon? -El señor Dursley negó y me dejo entrar. Reí leve.

-Muchas gracias, tiene una linda casa señor Dursley

- ¿Quién tocó la puerta, Vernon, querido? -Preguntó una voz chillona desde otra habitación y después una mujer de cuello muy largo, se asomó por la puerta junto a un joven regordete y rollizo. Petunia y Dudley Dursley.

-Buenas tardes -sonreí. Dudley, quien tenía un pedazo de toronja en la mano, lo tiró y me miró con la boca abierta- Mi nombre es Lerry, soy compañera de Harry en Hogwarts.

Una historia jamás contada del cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora