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Estábamos mirando a George esperando una respuesta, el ambiente se había tensado, pero nadie decía algo para romper dicha tensión.

-Lerry es... -Dijo George y me miró- Lerry es amiga de Ron, es una conocida -suspiré- Nos vemos en la sala común, nos encontramos en los pasillos y hablamos -Soy una conocida, ni siquiera una amiga, una conocida.

-George, eres un imbécil -dijo Charlie

- ¿Qué está sucediendo? -Preguntó el señor Weasley seguido de Percy, Harry y Ron

-Nada, ya me iba, con permiso, gracias por el libro Charlie, nos vemos al rato -Respiré profundamente- Adiós amigos y conocido -Todos rieron y yo salí rápido de ahí.

¿Por qué me dolía el pecho al escuchar la respuesta de George? ¿Esperaba que dijera otra cosa? ¿quería que dijera otra cosa? Llegué a la tienda y entre. Me acerqué a una silla y me senté, ni siquiera escuché cuando Hermione y Ginny se acercaron.

-Lerry -Dijo Hermione y aplaudió delante de mi cara, la miré- ¿No me escuchaste? Debes apurarte ¿estás bien? -Asentí- ¿Y ese libro? -Me preguntó y miró la portada -Es la historia jamás contada de los dragones ¿De dónde lo sacaste? ¿Me lo prestas cuando lo termines?

-Este libro me lo regalo Charlie -sonreí- Y sí, te lo prestaré, te lo prometo -suspiré- Iré a guardarlo y a apurarme.

Entré a la habitación, metí el libro en mi mochila y me cambié de ropa pues la que tenía estaba sucia por haberme caído dos veces. Terminé de vestirme y me puse un suéter color verde porque el aire estaba frío y porque apoyaba a Irlanda.

Cuando salí, las tres salimos de la tienda y miré a George, él también me miró, pero después Fred lo llamó y se volteó. Caminé detrás y me alejé un poco de todos. Necesitaba despejar la mente.

-Es increíble -Dijo Harry. Yo también me sorprendí. Había alrededor de 100 mil personas fanáticas del quidditch. Subimos a nuestros lugares y todo se veía muy bien.

-Les compré esto -Nos dijo Harry a Hermione, Ron y a mi dándonos unos binoculares- Son mi regalo de agradecimiento por no dejarme morir de hambre.

-Muchas gracias -Los binoculares eran mágicos, podías repetir una jugada o verla más lentamente.

Los jugadores comenzaron a salir. Primero salieron los jugadores de Bulgaria y cuando salió Victor Krum, el buscador estrella del equipo, todos los fans del equipo lo vitorearon. Detrás del equipo salieron sus mascotas, unas mujeres rubias de aspecto precioso y voz dulce pues salieron cantando.

-Son Veelas -Me dijo Hermione- Si las miras a los ojos pueden hechizarte para decir cosas sin sentido o solo las mires a ellas.

-Son preciosas -Dijo Ron mirándolas, embobado y Harry asintió con la misma cara de bobo.

-Algo exactamente así -Me dijo mi amiga y le dio un codazo a Harry y un zape a Ron- No las miren a los ojos.

Después de que todos se distrajeran con las veelas y volvieran a la normalidad, salió el equipo de Irlanda y sus mascotas, unos duendes pequeños y según Charlie se llamaban leprechauns. Eran unos hombrecitos pequeños y pelirrojos que bailaban alegremente. Me reí porque me imaginé a los Weasley.

El partido empezó y era narrado por Ludo Bagman, según Ron, el señor Bagman había sido un gran golpeador en su juventud y que conocía muy bien el juego y los mundiales de quidditch.

-No puedo creer que les anularan esa jugada -Dijo Harry- Es legal

-Harry no deberías ver el juego con los binoculares mágicos, te lo estás perdiendo en tiempo real -Le dijo Hermione.

Una historia jamás contada del cáliz de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora