Cigarrillos solo los viernes
Livia
"Eso te hace mal ", "Puede causarte muchas enfermedades", "Ese es el primer paso, luego vienen las drogas"
¿Cuántas veces habré escuchado eso? Más de las que puedo contar con los dedos de mis manos; mis padres, familiares, profesores, directivos, amigos, desconocidos. Todos me lo habían dicho, pero yo lo seguía haciendo.
No porque se sintiera bien o algo por el estilo. Simplemente era algo que me gustaba por ser una acción automática: inhalar y exhalar el humo. No había riesgo de hacerlo mal luego de que empiezas a hacerlo seguido.
Tal vez esa era la razón, era lo único que sabía hacer a la perfección.
Sea como sea el punto es este: todos los viernes a las diez de la noche, venía a la plaza del vecindario a fumar cinco cigarrillos. Probablemente a esta hora podría haber estado divirtiéndome con amigos o familia. No es que no contará con alguno de ellos, de hecho si los hacía; tengo una madre y un padre a los que no les agradan para nada mis vicios, al igual que amigos a los que les parece una perdida de tiempo.
Pero, era mi rutina desde hace dos años aproximadamente. Era sagrada, trataba de no interrumpirla por nada y menos por nadie.
Y así lo fue hasta hace un tiempo.
Estaba hamacando me en una de las hamacas de la plaza fumando mi tercer cigarrillo cuando de repente el sonido de unos tacones resonar a lo lejos.
Que no sea quien creo que es...
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la mano de la persona que al llegar a mi lado sacó el cigarrillo de mi boca para darle una calada.
_ ¿Fumando otra vez? - preguntó Kala, mi mejor amiga.
Kala es mi mejor amiga desde que tengo memoria, la conocí en preescolar cuando "accidentalmente" raye su cuaderno rosado con mi marcador negro. En mi defensa, en ese ridículo cuaderno había hecho un dibujo de todo el salón, donde aparecían todos los niños menos yo. Según ella nunca me había visto, pero hasta al día de hoy no le creo. Bien, no importa como sucedió, lo importante es que de alguna forma, desde ese incidente nos convertimos en personas muy cercanas.
_Sabes mi rutina - dije sacándole el cigarrillo de los labios para darle yo una calada a este.
_ Vaya rutina de mierda permíteme decirte - dijo entre dientes pero que de igual forma pude escuchar.
_ Todos llevamos la vida de diferentes maneras, yo fumo, y tú te enamoras de cada persona existente en la faz de la tierra - respondí mientras apagaba el cigarrillo y tirándolo al piso para luego levantarlo.
_ Lo sé, pero al menos la mía es un poco más sana - respondió mirándome con diversión.
Centre mi vista en ella, ya que había estado observando un punto fijo desde que llegó.
Kala era una chica que se hacía notar; ya sea por su atractivo físico o por su divertida personalidad. Era rubia, tenía ojos color miel y tez blanca, labios de un tamaño promedio y una nariz un poco ancha que le daba contraste a sus pómulos. En fin, como sea Kala era bella, lo sabía y le sacaba provecho yendo a fiestas y enredando se con hombres y mujeres. Y tal parece que hoy es otro día de fiesta, como también lo fue ayer, y antes de ayer, y el miércoles... pero como dije, todos lidiamos como podemos con nuestros propios problemas.
_Bien, ¿Y puedo preguntar a qué debo tu visita? No digo que no me agrade tu compañía pero no es habitual que vengas aquí - dije tratando de averiguar que hacia aquí.
ESTÁS LEYENDO
Para siempre ©
RomanceLivia es una adolescente de diecisiete años completamente normal, que trata de vivir sus últimos tiempos de diversión antes de entrar a la universidad. Por otro lado, Júpiter es un joven sin muchas esperanzas de vida, con muchos secretos dolorosos...