Livia
Nena
_ ¿Qué día es hoy? – cuestionó Kala, en tono divertido.
_ ¡Viernes! – respondí entusiasmada.
Ambas reímos, mientras salíamos por la puerta principal del instituto. Efectivamente, hoy era viernes, lo que para mí significaba una sola cosa: Cigarrillos.
Durante la semana no sentía la necesidad de fumar, pero los viernes esta aparecía repentinamente exigiendo mi dosis de nicotina. Y yo no podía estar más gustosa de darme este pequeño gusto.
_ Hoy iré a una fiesta con Dani, Callie y Joshua también irán, sorpresivamente... - comentó. Y era cierto; Callie y Joshua no asistían a fiestas, usualmente. Pero a estas alturas ya nada me sorprendía, todos parecían hacer lo que se les daba la gana, nadie tenía rutinas ni hábitos.
_ El cielo debe estar por caerse – afirmé, mirando hacia arriba.
_ Tal vez, ¿No quieres venir? Será divertido...
_ No. Tú me sobornaste, la vez pasada. Y lo peor es que nunca cumpliste con tu parte; yo fui a la fiesta, pero tú nunca me hiciste la tarea de física – protesté.
Llegamos hasta la esquina del instituto, y volteamos a vernos. Ambas nos comprendimos al instante: No queríamos manejar, ni ir en bicicleta, así que caminaríamos. Vivíamos a cinco cuadras del instituto, por lo que la distancia entre nuestras casas y este no era larga.
_ No tuve tiempo, apenas tengo tiempo para respirar, Livia – se excusó, en tanto avanzábamos por las calles de nuestro pueblo.
_ Claro... esperaré a que te dignes a hacerla. No me enfadaré, y si el Profesor pregunta, le diré: "Mi amiga prometió hacer el trabajo, y como no lo hizo, yo tampoco me molesté en hacerlo. Pero no puede protestar, estoy técnicamente graduada, ¿Qué hará? ¿Desaprobarme?"
_ ¡Magnifica respuesta, chica! – se paró delante de mí y extendió la palma de su mano en el aire. Choqué la mía con la suya y seguimos caminando – sabía que mi educación tarde o temprano iba a surgir. Todo este tiempo estuviste suprimiendo tu instinto malévolo, ahora déjalo salir; ya no corres riesgos.
_ Exacto... estoy a la deriva... – pronuncié esto último con la mirada perdida.
_ Oh no... - exclamó Kala deteniéndose, nuevamente – no recuerdes eso, estás bien. No estás a la deriva, estas... encaminada a no estar en la deriva – me animó mi amiga.
Eso no me bastaba; nunca había estado sin saber qué hacer, y ahora esa sensación de vacío se apoderaba de mí todos los días, recordándome de que en estos momentos soy solo una persona la cual su única función en estos momentos es existir.
Bien, tal vez estaba siendo un poco dramática.
_ Tienes razón – sonreí – no debo deprimirme en media calle, lo haré al llegar a mi casa.
_ ¡Eso es! – se alegró la rubia, enrollando su brazo con el mío, para así seguir caminando.
_ Ahora cambiemos de tema – propuse – cómo por ejemplo: ¿Qué sabes de Júpiter Mills? – Kala me observó levantando una de sus gruesas cejas.
_ ¿Acaso te interesa?
_ Por supuesto, ¿No recuerdas que somos sus fans? Las fans debemos estar bien informadas.
La realidad es que si me importaba, me intrigaba demasiado. Tal vez ya me estaba volviendo una chismosa... pero la intriga me estaba carcomiendo. Accidentalmente, me había involucrado en un misterio, una bastante simple, pero misterio al fin y al cabo.
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Para siempre ©
RomanceLivia es una adolescente de diecisiete años completamente normal, que trata de vivir sus últimos tiempos de diversión antes de entrar a la universidad. Por otro lado, Júpiter es un joven sin muchas esperanzas de vida, con muchos secretos dolorosos...