#3 - Mentiras y más mentiras

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Mentiras y más mentiras

Júpiter

_ ¡Qué así es, te digo! - exclamó Regina.

_ Regina, yo te enseñé a jugar - dijo entre dientes Erick, el hermano mayor de Regina.

_ Las reglas cambian, hermanito - contestó la pelinegra.

Nos encontrábamos jugando al Uno en la cocina de los hermanos, cuando de repente a Regina se le ocurrió decir que los +2 no tenían valor si venían por parte del jugador que se encontraba del lado izquierdo . Yo, personalmente, pienso que no es así. Pero no iba a involucrarme en esta discusión, simplemente decidí relajarme en mi silla y observar su altercado.

_ Pero hay algunas cosas, que simplemente no tienen sentido, Regina - aseveró Erick.

_ ¡Claro que lo tiene!

_ No, estas inventando reglas para utilizarlas en tu favor. Levanta dos cartas y deja de joder, por favor.

Regina lo observó sin poder creer lo que decía. Pero inmediatamente cambió su actitud.

_ ¿Cómo te atreves a acusarme de tramposa? - cuestionó en tono incrédulo.

Regina asistía al club de teatro, tal vez eso tenga algo que ver con que pueda fingir tan bien sus emociones.

_ No empieces, esta Júpiter aquí y-

Lo interrumpió negando con los ojos cerrados.

_ Júpiter no tiene nada que ver en esto - manifestó abriendo sus ojos, con fingidas lágrimas.

Erick gruñó frustrado.

_ No estoy diciendo que tenga algo que ver con esto, Regina: ¿Puedes escucharme?

_ No, no... Dejaste muy claro el hecho de que no me soportas - enunció dramáticamente.

_ ¡Bien, bien! No levantes las malditas cartas - se rindió el castaño.

Regina, instantáneamente, levanto su mirada y secó las falsas lágrimas de sus ojos.

_ Bien, entonces debe levantarlas Júpiter - aseguró.

Oh no, yo sí que no iba a ceder con sus engaños.

_ No, lo siento. Creo que debo irme - manifesté levantándome de la mesa.

_ Oh, lo siento. Pasamos la mayor parte del tiempo discutiendo - enunció Regina levantándose de la mesa, también.

_ No te disculpes, fue entretenido verlos pelear - dije con una media sonrisa.

_ Bien, te acompaño hasta tu auto.

Sin esperar respuesta de mi parte, Regina abandonó la cocina.

Observe a Erick y este se despidió con un asentimiento de cabeza. Imité su acción y me retiré.

Al llegar a mi auto, divisé a Regina apoyada en él.

_ Lo siento, sabes que soy muy competitiva y-

Corté sus palabras, atrayéndola hacia mí fundiendo nuestras bocas en un beso. Ella tardó unos segundos en responder, pero cuando lo hizo, lo hizo con firmeza; enredando sus manos en mi nuca.

Nos separamos un par de minutos después por la falta de oxígeno. Planteé un beso corto en sus labios y me alejé.

_ No te disculpes, fue entretenido. Nos vemos el lunes en el instituto - me despedí.

_ Nos vemos - musitó.

Subí a mi auto y me coloqué el cinturón de seguridad. Encendí la radio y "What a lie" de Julia MIchaels, inundó mis oídos con una melodía tranquila pero pegadiza.

Para siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora