#13 - Pequeño paraíso

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Hola amorcitos. ¿Cómo están? Me siento una madre abandonica, no publico nada desde junio, julio, o algo así, pero es que fue todo culpa del colegio, y mía, porque me daba fiaca editar, solo me dediqué a escribir. Así que todo esto salió de la mente de mí yo de hace seis o cinco meses, así que me parece que es una mezcla de Chris Morena fumada, Taylor Swift, y La Rosa de Guadalupe. Em, bueno, como que mi plan era publicar todo en septiembre, pero ¿Qué pasó? Bueno, borré todos los capítulos finales en un ataque de locura ;D 

Así que, varias cosas van a cambiar ahora: Tengo capítulos listos para publicar del 13 al 19, así que los voy a publicar así cómo están, y después, en una época lejana, voy a editar del 1 al 20. Y supongo que ya no tendré que editar los finales porque ya no los voy a escribir volada. Así que eso, más que nada porque cambió mucho mi forma de escribir; desde los guiones que ponía, a las formas de escribir los comentarios de la consciencia, que haya una consciencia, y toda el vómito de unicornio que empecé a poner pero que lo hace más bonito. 

Ah, y por cierto, creo (solamente una LEVE sospecha) de qué la consciencia soy yo, tirándome hate a mí misma

Y bueno amores, trataré de actualizar más seguido, pero no con días definidos, porque miren, la última vez dije que actualizaba mañana, y termine haciéndolo seis meses después, así que pare evitar eso, voy a hacerlo de forma libre. 

Los loviu, gracias por las 1.2 k visitas. Gracias, en serio :D  

Livia

Siempre tuve un problema: Llegaba a tarde a todos lados.

No importaba que hiciera para evitar esto; siempre ocurría lo mismo. Si no me dormía, aparecía toda mi familia de visita, Kala estaba en crisis, mi hámster se perdía, no encontraba mi calcetín e incluso alguna vez llegue a olvidarme que tenía un compromiso.

Ese martes no fue la excepción; habíamos quedado con Júpiter de encontrarnos en la biblioteca a las diez de la mañana. Pero eran las once y yo aún no salía de Literatura.

Lo había olvidado por completo, y no podía faltar a esa clase porque gracias a mi bendita suerte; tenía un examen.

Traté de enviarle mensajes a Júpiter pero olvidé un pequeño detalle: No tenía su número... ni siquiera sabía si contaba con un celular.

Estuve toda la clase desesperada, intentando buscar un lugar para escapar... y no encontré nada más que una ventana, que al saltar por ella caería a más de seis metros de altura.

Volví mi atención a la hoja, llena de respuestas, que se encontraba en mi banco. Solo una respuesta más y podría irme. No había estudiado, pero el tema era bastante sencillo.

Mordí mi labio y me dispuse a contestar, cuando la voz de la Profesora interrumpió mi accionar.

—Señorita Williams: ¿Podría decirme como se llamaba la autora del libro, del cual conversamos hace unos cuantos minutos?— preguntó con maldad. Se había dado cuenta de que me encontraba distraída y se aprovechó de eso.

Oh, ese era un pequeño detalle: No había leído el libro.

Traté de recordar de cual se trataba... todos los que leíamos eran viejos y aburridos, menos uno... ¡Menos uno!

—Jane Austen, Profesora— contesté de forma segura.

Había leído "Orgullo y prejuicio" cuando tenía diez, y recordaba de que en el momento en el que nos lo pidieron, pensé en que tendría que leerlo, gracias a que ya lo había hecho.

Para siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora