#5 - Carta de Admisión

69 18 24
                                    

Carta de admisión

Livia

_ ¿Sabes qué día es hoy? – preguntó Kala, sentándose a mi lado en la mesa de la cafetería. Llevaba una falda hasta las rodillas de color rosa y una camisa del mismo color... no sé notaba para nada cuál era su color favorito, para nada...

_ ¿Martes? – interrogué sin entender el sentido de su pregunta.

_ No, boba. Hoy es primero de junio – respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo.

La observé sin comprender a que se refería, haciendo que ruede sus ojos y gruña.

_ Hace cuatro días que Júpiter se fue, ayer no te dije nada porque estábamos con eso de las confesiones y demás... - aclaró.

Oh, tal vez era cierto. No veía a Júpiter desde el viernes a la noche, tal vez después de todo si era parte de una secta.

_ ¿Y? ¿Qué ocurre? – indagué, todavía sin entender.

Kala me observó sin poder creerlo, sentándose en la silla del frente a la que me encontraba.

_ Que Júpiter no está, la profecía se está cumpliendo...

_ No es una profecía, son solo teorías de un pobre chico al que no dejan vivir su vida.

Ni yo sabía porque defendía a Júpiter, creo que por alguna razón presentía que él no tenía nadie que lo haga.

_ Un pobre chico que podría estar poniendo en peligro a todo el pueblo – enunció Kala.

_ ¿Cómo podría un chico de diecisiete años poner en peligro a todo un pueblo? – cuestione irónica.

_ No lo sé... ¿Te conté la teoría de mi tía Gertrudis?

_ No...

_ Bueno, pues. Según ella: Júpiter es un asesino serial que sale del pueblo todos los meses para vender los órganos de sus víctimas.

Esta gente estaba enferma.

_ Que linda teoría – comenté con sarcasmo - ¿Qué pruebas tiene tu tía Gertrudis?

_ ¡Hey! No subestimes a mi tía, tal vez tiene razón...

Negué con la cabeza, para después beber agua de la botella que traía conmigo.

_ Dejen de hostigar al pobre chico... nadie sabe realmente que hace y sin embargo todos los juzgan.

_ Solo estamos preocupados – se excusó Kala.

_ Preocupados por ustedes mismos, porque quien sabe cómo afectan todos estos comentarios a Júpiter – comenté con enfado.

_ ¡¿Por qué te molestas tanto?! – exclamó Kala subiendo su tono de voz, observándome como si antes sus ojos estuviera el ser más extraño de la tierra.

No respondí ya que no tenía respuesta alguna para aquello. Solo sabía que no me gustaría que hablasen así de mi madre, de Kala, de Callie, de Joshua, ni de nadie a quien yo conozca.

Al notar que yo no respondía, Kala mordió su labio con fuerza para luego observarme con compasión.

_ ¿Sabes algo que yo no sepa...? – cuestionó con tranquilidad.

_ No – la corté para que no siga imaginando cosas- solo creo que tenemos que ser empáticas y ponernos de su lado, ya que parece que todo el pueblo lo único que quiere es hundirlo.

Kala me observo durante algunos segundos más intentando descifrar mi expresión, mientras yo solo me dedicaba a tomar agua como si estuviera en un desierto.

Para siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora