15 dormitorios

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Shirayuki no entendía que ocurría, poco a poco intentaba recuperar la conciencia, pero no podía, abrió los ojos un par de veces encontrándose con una pequeña "cabina metálica", tal vez una ambulancia, en otra ocasión pudo ver a un hombre presionando su pecho, parece un paramédico. Se relajó por completo al cerciorarse  de que fuese una ambulancia.

Un estruendoso ruido y fuerte golpe hicieron que nuevamente recobra la conciencia muy lentamente. Abrió los ojos unos instantes, la ambulancia estaba volcada y ella y los paramédicos estaban en lo que era el techo del vehículo, gravemente heridos, tal vez necesiten un par más, la siguiente vez abrió sus ojos porque la arrastraron fuera de la ambulancia, eso dolió.

Estaba semi consiente y quería moverse, pero el dolor en su abdomen era tan agonizante que no pudo ni mover un dedo. Entre el dolor y el cansancio alcanzó a divisar una cabellera azul oscuro y ojos del mismo color mirándola desde arriba, pero la cara no terminaba de ser visible.

Esa persona la cargo del cuello provocando que el aire comenzara a faltarle, si ya le era difícil mantenerse consiente, de esta forma era casi una tortura, un fuerte dolor en el cuello hizo que gimiera del dolor, ese dolor se había expandido a la cabeza.

-pobre Shirayuki, siempre tienes todo lo que quieres, pero eso se acabó- definitivamente era la voz de un hombre. La dejó caer en el duro pavimento, cosa de la que ya no se percató porque el dolor la hizo perder la conciencia.
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El rubio acababa de regresar a casa, estaba algo triste por todo lo qué pasó, se sentía culpable del retiro de All might, además de la inmensa preocupación por Shirayuki, se enteró que la ambulancia que la trasladaba fue atacada y que aparentemente una heroína que estaba cerca la salgo, pero no se sabe donde se encuentra.

En cierta manera esperaba verla en su rescate, pero tal vez fue un poco egoísta.

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La albina abrió lentamente sus ojos, se sentía extraña, confundida y desorientada, lo último que recordaba era a un hombre intentando llevársela. Al recordar eso se levantó de golpe de la cama, se dio cuenta que no reconocía el lugar.

Tenía una canalización en el brazo izquierdo, además de estar conectada a una máquina para monitorear su ritmo cardíaco. Una presencia entrando a la habitación provocó que se pusiera más nerviosa.

-tranquila Shirayuki, sabes que nunca te lastimaría- se relajo al ver esa melena negra con su típico mechón rojo y ojos del mismo color.

-Natsuki qué estoy haciendo aquí?, dónde está Bakugou?, qué pasó con ese hombre?- preguntó nerviosa, habían tantas cosas en su cabeza que ya no sabía ni dónde enfocarse.

-relájate pequeña- caminó hasta su hermanita y la ayudó a sentarse -Ryuji atacó la ambulancia en la que estabas, parece que realmente te odia, afortunadamente, papá me aviso lo que sucedió y llegue lo más rápido posible. Él sigue en Osaka- le acomodó bien el catéter.

-Ryuji?- murmuró extrañada -y Bakugou?, se lo llevaron esos villanos- dijo preocupada.

-supongo que es el chico al que secuestraron- suspiró -lo rescataron hace un par de días, así que no te preocupes por él- la menor se relajó después de escuchar eso.

-eso es genial- se sentó para después intentar quitarse el catéter del brazo, pero la azabache la detuvo.

-qué crees que estás haciendo?- le preguntó confundida.

-me largo de aquí...- dijo forcejeando con su hermana.

-debes estar loca, sigues muy mal, estuviste inconsciente muchos días!- exclamó molesta, la albina siempre hacía estas cosas.

Bakugou y tú   Doble caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora