16 cita

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Ryuji siempre fue terrible con ella, aunque estando en el palacio tenía la protección de la autoridad de su madre y abuela, tal vez debería decirle a alguien lo qué pasó, pero decírselo a su padre supondría un fuerte castigo para ella, la mejor opción era su propia familia, su madre, aunque no tiene forma de contactar con ella.

Pasaron algunos días, le costó regresar a su entrenamiento normal y entrenar para tener su licencia provisional tampoco le gustaba mucho, al final ella no quería ser un héroe y no sabía que hacer, All might había caído y seguro vendrían por ella pronto. Estaba asustada, no quería ser un héroe ni un villano.

Estaba recostada en su habitación "estudiando" cuando la marca comenzó a doler de nuevo, algo soportable pero muy molesto, la miró y brillaba un poco, se levantó y se puso una venda para hacer presión y aliviar el dolor.

Era un viernes por la noche, así que tendría un par de días libres, camino hasta la zona del dormitorio de los hombres y se dirigió a la habitación del rubio, llamó a la puerta y esperó. El más alto abrió la puerta con el cabello ligeramente despeinado.

-¿Qué es lo que quieres tonta?- un insulto con voz tranquila, estaba bastante de buenas.

Se puso nerviosa, no era una buena idea para nada, pero ya no podía seguir reprimiendo el sentimiento -mañana vas a hacer algo?- preguntó pareciendo tranquila, el rubio enarcó una ceja.

-nada que te interese- se recargo en el marco de la puerta extrañado, algo de lo que dijo lo hizo emocionarse,  pero tampoco quería hacerlo demás.

-quieres salir conmigo mañana?- esto no tenía que pasar, era lo que se pedía en su mente, pero era lo único que quería.

-tch- chasqueó la lengua mirando a otro lado, la chica frente a él sí que era confusa -más te vale no lucir tan fea como siempre- ligeramente avergonzado regreso a su cuarto y cerró la puerta.

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Tenía un debate interno, se había arrepentido profundamente de invitarlo a salir, es decir, le gustaba mucho, pero no quería que corriera peligro, tal vez podría mantenerlo en secreto con algo de discreción.

Se miró al espejo, estaba en ropa interior, observó y acarició su marca, estaba ligeramente hinchada y rojiza. Finalmente dejó de lado eso y se acercó a su armario, sacó una blusa blanca que dejaba los hombros y parte de los brazos al descubierto, una falda negra a la cintura de forma circular y unos zapatos de tacón grueso color blanco, jamás le gustaron estos zapatos, prefería los de jazz, pero esto era lo que las chicas normales usan en citas, así que usó la misma fórmula. Tomó un pequeño bolso negro con cadena dorada y dejó su cabello suelto, aunque esta vez bien cepillado y acomodado.

Camino hasta la entrada de la unidad de los edificios, por ser fin de semana tenían permitido salir a ver a sus familias, así que no debían de verlos salir juntos

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Camino hasta la entrada de la unidad de los edificios, por ser fin de semana tenían permitido salir a ver a sus familias, así que no debían de verlos salir juntos. Cuando llegó aún no había nadie, así que solo esperó.

Bakugou y tú   Doble caraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora