《 15 》

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Nota: Escenas explicitas +18

-¿Por que estas tan nervioso? - le preguntaba Lan Zhan arrodillado frente a él mientras levantaba el velo de su cara, deleitándose con su bello rostro y el príncipe ni siquiera podía mirarlo a la cara por la vergüenza que lo acogía - no me querías soltar antes y ahora no quieres ni mirarme- le decía con un tono triste mientras lo tomaba de su barbilla para que lo encarara  

-E-el alcohol no hizo efecto - murmuró mientras lo miraba a los ojos con el ceño fruncido lleno de frustración 

-No quiero que estés ebrio- le dijo en un tono mas serio - ahora eres mi esposo...si no quieres estar conmigo esta bien, pero no te alejes así de mi, no pienso presionarte u obligarte... si no quieres - le dijo mientras se levantaba suspirando pesadamente - podemos simplemente acostarnos a dormir - dijo mientras se quitaba las túnicas exteriores dándole la espalda

-¡No!- gritó lo suficientemente alto para que él lo sintiera mientras ahora lo abrazaba por la espalda~ si quiero hacerlo ~ dijo entre sollozos ~solo tengo miedo~ musitaba con dificultad por el llanto que ahora se asomaba entre sus ojos, su esposo se volteó y tomó el rostro entre las manos, limpiando las lagrimas de sus mejillas con sus pulgares 

-¿De que tienes miedo? sabes que yo no...-

-De que no te guste - no lo dejo terminar de hablar

-¿Qué? - no pudo evitar negar rápidamente ante lo que decía - Wei Ying tu a mi no me gustas...me encantas, me fascinas ...te amo, te amo mucho - decía ahora abrazándolo escondiendo su rostro en su cuello, aspirando el dulce aroma de su piel - te deseo...te deseo mucho, nunca había deseado tanto como hacerte mío - aquellas palabras en esa voz, hicieron que sus piernas temblaran e hiciera que cayera de espaldas a la cama completamente rendido ante él 

~Yo ya soy tuyo~ gesticulaba lentamente volviendo loco a su esposo, quien tomo las manos que le hablaban con tanto cariño y las besaba suavemente

-Dime que me deseas - le dijo ahora quitándose las prendas quedándose completamente desnudo, poniéndose encima de él con los brazos a los costados de su cabeza, sin dejarlo con ninguna escapatoria 

- Te deseo - dijo mirándolo fijamente. Aunque era cierto que los nervios le jugaban una mala pasada, Lan Zhan siempre le había parecido un hombre hermoso y supremamente sensual, la tensión entre ambos siempre estuvo presente, desde el primer encuentro y varias veces había soñado con él, deseando aquel encuentro, a veces se tocaba pensando en él mientras se bañaba.

~Esposo ¿puedo desnudarte?~ dijo con una sonrisa en sus labios satisfecho de lo que había provocado, el príncipe asintió con la cabeza lentamente, cubriendo la vergüenza de su rostro con su antebrazo, mientras Lan Zhan quitaba lentamente las túnicas carmesí que le cubrían, deleitándose con la piel blanquecina y tersa de su amado, bajando lentamente sus pantalones, haciendo que se llevara mas manos de inmediato a cubrir su entrepierna - déjame verte - susurró cerca a su oído, acariciando sus piernas apartándolas y abriéndolas con sumo cuidado 

-Espera- musitó, sin embargo su esposo estaba ahora concentrado en besar sus muslos y no le escuchaba. 

Lan Zhan ahora tomó las manos de su amado y las alejó de su cuerpo - eres hermoso- le dijo mientras veía como Wei Ying apretaba la mandíbula, pero aquello no era suficiente, así que se recostó encima de él besando apasionadamente, moviendo inconscientemente su cadera haciendo fricción entre sus miembros, haciendo que le príncipe se perdiera cada vez más en la pasión que le ofrecía su esposo.

Wei Ying ahora rodeaba el cuello de su amado con sus brazos, atrayéndolo mas hacia su cuerpo mientras profundizaba el beso jugando con la lengua ajena, jadeando entre su boca, saboreando su saliva.

Lan Zhan perdía lentamente la cordura, el deseo le quemaba la piel y le provocaba un dolor torturador en su entrepierna, "más...quiero más" pensaba separándose solo para bajar dejando un camino de besos húmedos por su barbilla hasta su cuello, deleitándose con el cuerpo vibrante debajo suyo, deteniéndose para darle atención a su pecho. 

El príncipe se retorcía ante sus besos y tuvo que morder uno de sus dedos para no gemir tan fuerte cuando atrapó sus ahora sensibles pezones, la mirada de su esposo era penetrante y no dejaba que se le escapara cualquiera expresión de su amado, cuando vio que se estaba conteniendo volvió a apartar sus manos entrelazando sus dedos - gime para mi- le dijo ahora succionando y mordiendo la rosada piel, dejando varias marcas que lo reclamaban como suyo.

Las pieles sudaban y ya estaban húmedas, el calor corporal rodeaba sus cuerpos y los suaves gimoteos de placer inundaban la habitación, la expectativa hacia mas placentero el momento y ahora las manos del príncipe recorrían la espalda de su esposo aferrándose, pidiéndole  contacto con movimientos suaves de su cuerpo hacia adelante en búsqueda de más...

Siempre más.

Continuara. 

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