4. Las llamas del infierno

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El verano llegaba a su fin y yo no podía ser más feliz al lado de Dani. Habíamos pasado unos meses idílicos, yendo al cine, a la playa y pasando horas y horas juntos.

Poco a poco fui descubriendo su carácter. A veces, cuando discutíamos, Dani perdía un poco los papeles, me gritaba e incluso a veces me insultaba. Al principio no le di importancia ya que achacaba este comportamiento a su enfado.

Recuerdo un día de verano que Dani vino a buscarme. Salí de casa con mini falda vaquera y un suéter blanco con un bonito y recatado escote. Noté su mirada y aunque no me gustó no dije nada. Un rato después lo dijo: "¿por qué vas así vestida?". Me quedé paralizada sin saber qué contestar. Le pregunté que por qué no le gustaba como iba y me contestó " porque vas provocando". Tuvimos una fuerte discusión, yo no estaba dispuesta a aceptar que me dijera eso. Le dije que al único que queria provocar era a él y me dijo que si eso era verdad no deberia salir a la calle vestida como una puta. Cuando oí esa palabra no pude aguantar más, empecé a llorar, me levanté del banco del parque en el que estábamos y me fui a mi casa. Él ni siquiera me siguió.

Dos horas después recibí un mensaje suyo de 5 páginas pidiéndome perdón y diciéndome cuánto me quería y cuánto le dolía pensar que podía perderme. Que su reacción había sido esa porque tenia miedo de que le dejara por otro chico. Le perdoné, le creí, le quería.

Amor a golpesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora