Sirius?Lupin?Snape?

No entres sola NUNCA

AMIRAH

ME APARECÍ justo al frente de las enormes puertas de la Mansión Malfoy, y tratando de hacer el menos ruido posible entré.

La estancia estaba a oscuridad total, solo había luz, pero bieeen lejos en uno de los pasillos de arriba.

*Un momento... Cómo se supone que volveré a mi habitación con Severus... Si nisiquiera sé en donde estoy parada?*

Saqué mi varita.

Amirah: Lumos.

Con la luz saliendo en la punta de mi varita, subí lentamente las escaleras.

Llegué al final de éstas y iba a caminar tratando de recordar el camino por donde Draco nos había guiado, cuando me tomaron del brazo y algo se metió entre mis piernas.

Rápido miré al tal objeto y seguí con la mirada hasta su dueño.

Lucius.

Lucius: Vaya, vaya. Se puede saber que hace una mujer como usted afuera, y sola de su habitación a éstas horas sin un acompañante?
Amirah: Lucius, solo fui por un vaso de agua. Y además, a ti qué te importa. ¡Suéltame!

Me separé de él, soltándo su agarre en mi brazo y su estúpido bastón de entre mis piernas.

Lucius: Mentirosa. Yo vengo de la cocina, y te ví entrar por la puerta principal. ¿Se te olvidó que no te puedes aparecer dentro de mi Mansión, querida?

Lo odio.

Amirah: –suspiré– Mira, Lucius, va a ser una noche larga, y te pido, te suplico, que me dejes en paz para que yo me pueda ir a descansar.

*Pero a éste son, nunca encontraré la habitación*

Una sonrisa adornó sus labios.

Lucius: Me prende tanto que me supliques.
Amirah: Escúcha, Lucius. –suspiró– Solo quiero llegar a mi habitación.

Iba a volver a caminar, pero él volvió a hablar.

Lucius: Pero claro, si lo que estás es perdida; yo te guío.

Algo trama, lo podía sentir. Y sabía que no debía confiar en él.

Pero que más voy a hacer? Si en parte tiene razón: estoy perdida.

Él se alejó por el pasillo, dejándome atrás.

Lucius: Te recomiendo que me sigas.

Saliendo de mi trance, guardé mi varita y lo seguí.

Subimos par de escaleras, cosa que se me hizo extraño; porque era, si no me equivoco el tercer piso y vamos como por un quinto.

Amirah: Erhm, ¿Lucius?
Lucius: ¿Hm? —dijo sin importancia mientras seguía caminando—
Amirah: Nos pasamos de piso.
Lucius: No. Estamos en el piso más que correcto.

Abrió una puerta y sonrió maliciosamente mientras miraba alrededor.

Me asomé lentamente y madre mía que no era mi habitación.

Habían cadenas que colgaban del techo, y de los postes de la cama... El sofá que había tenía dildos y vibradores encima, lencería de todo tipo sobre la cama. Esposas, látigos, bolas de mordaza, etc.

No.

Lucius sonriendo volteó hacia mí.

Amirah: No...

Comenzé a alejarme.

Iba a comenzar a correr cuando tiró el bastón dentro de la habitación, me tomó bruscamente de la cintura, y tapándome la boca con la mano, me empujó adentro de ella.