Sirius?Lupin?Snape?

¿R.A.B?

AMIRAH

PERMANECIMOS FRENTE a los edificios 11-13 y 14, mientras estos se abrían y mostraban el número 12 de Grimmauld Place.

Ron abrió "silenciosamente" el portón y entramos a la casa, y se encargó de cerrar la puerta cuando entramos.

Las luces se prendieron solas, y había un eco a lo lejos de no sé qué coño.

Hermione: Alguien ha estado aquí. -susurró-
Ron: Quizá se quedó así cuando la Orden se fue?
Harry: ¿Y dónde están esos embrujos que pusieron contra Snape?
Ron: Quizá sólo se activan si entra él...

Notando que todos nos habíamos quedado encima de la alfombra sin movernos, porque a Harry y a Ron (que estaban enfrente a nosotras) no se querían adentrar más a la casa.

Yo supe que le habían puesto embrujos contra Severus... Pero la verdad, me hubiera gustado verlos en él.

Amirah: Ah sí? -reté con voz suave- y por qué tú, Potter, no das un paso alfrente?

Harry: Bueno, no podemos quedarnos aquí parados para siempre.

Y caminó un paso.

X: ¿Severus Snape? -susurró una voz desde los oscuro-

Ojoloco Moody.

Harry: ¡No somos Snape!

De pronto una especia de aire me pasó zumbando por encima de la cabeza y sentí como se me enrollaba la lengua.

Pero por qué yo!?

No podía hablar, ni moverme, Harry tampoco. Y ni Ron, ni Hermione.

Ron parecía que iba a vomitar, mientras que Her logró balbucear:

Hermione: ¡Eso ha de... debido de ser la ma... maldición lengua atada que Ojoloco puso contra Snape!

La lengua rápido se me desenrolló y sentí alivio.

Amirah: Se me enredó primero que a ti. -señalé a Harry- ¿Por qué?
Harry: Quizás porque eres su esposa y llevas su apellido. O se te olvidó?
Amirah: Quisiera. Sigamos.

Dimos un paso juntos, cagados de miedo. Cuando algo se movió al final del pasillo.

Amirah: Ja! Yo me voy- -Hermione me agarró del abrigo-
Hermione: Tú te quedas.

Iba a decir algo cuando una figura alta, grisácea y terrible surgió de la alfombra. Hermione dio un chillido y la señora Black la imitó al abrirse las cortinas que tapaban su retrato.

Walburga Black...

Una figura que se levantó del suelo, de rostro desencarnado, mejillas hundidas y cuencas vacías, se deslizaba hacia nosotros cada vez más deprisa, con la larga cabellera y la barba flotándole hacia atrás.

Era un rostro espantosamente familiar, aunque alterado de forma grotesca. Levantó los brazos y nos señaló a Harry y a mi.

Amirah: ¡No!
Harry: ¡No, no! ¡No fuimos nosotros! ¡Nosotros no lo matamos!

Y se desvaneció tan rápido como la palabra 'matamos' salió de la boca de Harry.

Harry y yo tosimos el polvo que inhalamos, y nos miramos con ojos llorosos y ardientes.

Amirah: Era Dumbledore.

Y él asintió.

Cuando busqué con la mirada a Hermione, la vi tirada en una esquina al lado de la puerta; cubriéndose los oídos con las manos, mientras que Ron le daba palmadas en el hombro.