Capítulo XIII

3.3K 436 21
                                    

POV AUTOR  

 

PAREJA N°4 TAORIS. 

Tao cogió su bebida y se encaminó por los pasillos, se aseguró de tomar sorbo por sorbo de su bebida, necesitaba energía, demasiada, últimamente los problemas se sumaban a cada instante, su familia estaba pasando por tiempos difíciles, no económicos sino políticos, su padre estaba en sus juntas todo el tiempo, proponiendo "ideas" para campaña, y él tenía que acompañarlo en esos eventos, aun que no quería debía hacerlo, pero su madre le había pedido ese favor y por más que quería negarse tenía que hacerlo, su madre no merecía recibir un "no", y el idiota de su hermano, pues este había desaparecido hace unos días, no sabía nada de su paradero, pero era obvio que estaría en casa de unas de sus tantas novias, así como buen hijo, tuvo que omitir esa información a su madre, no quería que ella se preocupara por las idioteces que su hermano cometía, cuando ella preguntaba por su hermano mayor, Tao solo le decía que estaba estudiando, y que estaba muy ocupado en la casa de un amigo, eso no provocaría una recaída en su madre, además ella estaba poniéndose mejor y decirle sobre el idiota de su hermano solo empeoraría. 

Una vez vacía la botella, Tao arrojó el envase a la basura, limpió sus labios con cuidado, observó la hora, aún le quedaba unos minutos más para regresar a su casa, pero lo menos que quería hacer es ir a ese lugar, a excepción por su madre, Tao acomodó los libros que tenía en sus brazos, botó un quejido, el estrés lo estaba consumiendo, y su método de desahogo ya no estaba... Kris ya no estaba, no como antes, aun que fuese estúpido decirlo, Tao extrañaba aquel gigante de 2 metros, extrañaba sus peleas sin un rumbo fijo, ya que siempre sus peleas eran vacías y sin ningún fin pero sabía que de alguna manera se sentía libre con él, con sus estúpidas peleas, pero ahora ese sentimiento se volvió extraño, si antes detestaba tenerlo cerca ahora le hacía falta tenerlo, pero cuando lo tenía a unos escasos metros, Tao no podía dejar de sentirse nervioso, la imagen de los labios de Kris lo acompañaban cada vez que lo veía, podía sentir como sus mejillas en sonrojaban con ese recuerdo, Tao ya no veía a Kris de la misma forma que lo hacía antes, un gigante de dos metros rubio, ahora era diferente, su presencia lo intimidaba, antes no lo hacía pero ahora era diferente, no podía evitar acalorarse cuando Kris iniciaba una conversación, se sentía culpable por esquivarlo, y no dejarlo hablar, porque sabía que Kris quería componer las cosas pero Tao no podía escucharlo, y si lo hacía tarde o temprano correría de la escena, ahora no sabía cómo interactuar con Kris sin dejar de recordar sus labios.

La hora aún no dejaba de hacerse lenta, Tao quería correr y dormir por el resto del día, estaba exhausto, cuando la campana hizo su aviso de salida, Tao no demoró en salir, no quería despedirse de sus amigos ¿Por qué? Simple, Kris estaba con ellos y aún se sentía nervioso a su lado

Tao caminó fuera del instituto, pero fue detenido por completo, aquel chico, el que se le había confesado lo detuvo interponiéndose en su camino, Tao lo observó de re ojo, y suspiró, luego formó una sonrisa, estaba cansado y con muy pocas ganas de socializar con alguien, pero aquel chico no tenía la culpa, había sido muy bueno con él, Tao se sorprendió mucho cuando aquel chico resultó ser de su misma clase de poesía, Tao no prestaba mucha atención a esa clase, y ese chico siempre se sentaba delante de todo, mientras que él que se iba a el último lugar, odiaba esa materia, pero no le iba tan mal, muchas veces no asistía a esa clase, y por ello no conocía a todos sus compañeros, aquel chico era muy amable con él, Tao realmente se sintió cómodo a su lado, aquel no se había molestado por el comportamiento de Kris en su primer cita, ni siquiera lo había mencionado en sus conversaciones hasta el momento.

Un contrato entre caballerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora