𝐶𝑢𝑎𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎

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Desde niña he escuchado que un parto es doloroso, siempre dicen a las jóvenes que ser madre es algo hermoso, pero omiten mucho contar la realidad. Traer un bebé es muy doloroso, el quirófano está lleno de doctores con trajes azules, el frío hace cosquillas por mi cuerpo desnudo debajo de la bata de hospital. Estoy sola, JungKook no pudo venir conmigo, tengo miedo, mi corazón no deja de latir como loco, no quiero que nada malo le pase a mi bebé, si lo pierdo será mi culpa, no quiero que eso pase.

— ¿SoHee? —la doctora dice mi nombre. La veo a mi lado, sólo puedo distinguir sus ojos—Necesitaré que colabores, ¿De acuerdo? Traeremos a HaRim sin problema.

Quiero llorar porque no sé qué esperar.

— Tengo miedo—siento una lágrima caer de mi ojo—Quiero a JungKook aquí.

— Tranquila, nada malo pasará, harás lo que te vaya indicando y en minutos tendremos una bebé saludable en esta habitación, ¿Bien?

Asiento no muy segura. No puedo hacer mucho, estoy acostada en una camilla temblando por frío y por miedo.

...

Cuando abro mis ojos alguien acaricia mi cabello y mi mano. No sé en qué momento perdí la consciencia, me siento cansada, un cansancio que no había sentido antes, ni siquiera cuando tuve los primeros síntomas del embarazo. Las voces se van haciendo más claras, distingo la voz de mi madre, de mi hermano y de JungKook.

— So, cielo, ¿Puedes escucharme? —esa es mamá.

Veo mi alrededor identificando la habitación del hospital, tengo algunas cosas conectadas a mi brazo, más bien una sola aguja en el brazo que desconozco su función, sigo con la bata del hospital, las sábanas cubren hasta mi cintura, no estoy del todo acostada pero tampoco estoy del todo sentada.

— Estoy cansada—ante eso los tres sonríen divertidos.

— Trajiste una hermosa bebé al mundo—Jimin se acerca.

— ¿Dónde está HaRim? —miro a JungKook.

— La enfermera viene en camino con ella—acaricia mi mano—La doctora dijo que te desmayaste luego de verla.

Intento hacer memoria de eso, en mi mente aparece una imagen borrosa, no necesito esforzarme en recordarla, la puerta de la habitación se abre dejando pasar a la enfermera con un bulto rosado en los brazos, el cansancio libera mi cuerpo para ser sustituido por la emoción de conocer a mi hija. La mujer se acerca a mí, JungKook se hace a un lado permitiéndole pasar, tengo miedo de cometer un error, el delicado peso de la bebé cae en mis brazos.

La imagen del quirófano viene a mi mente, reconozco a la bebé. Sus mejillas son redondas, en ese entonces ella estaba llorando, pero ahora bosteza para verme con ojos oscuros, me recuerdan a los de JungKook, su piel es pálida, muy parecida a mí, tiene una nariz redondita, no me resisto en tocarla, HaRim cierra sus ojitos como si fuera a lastimarla, su cabeza tiene algunos mechones oscuros, a pesar de ser tan pequeña y reciente el poco cabello que tiene es negro. Definitivamente heredó eso de su padre.

— ¿Quieres cargarla? —pregunto a JungKook quien está enternecido por la bebé. En sus ojos noto pánico en segundos.

— Debes aprender a cargarla, es tu hija—mi madre se acerca a él y le indica cómo colocar sus brazos para sostenerla. La bebé pasa a brazos de su padre quien la carga con evidente miedo—Relájate, no es una desconocida, muchacho.

— Mamá, tiene razón, es tu hija, no estés tan tenso.

JungKook no dice nada, intenta relajarse respirando profundo, HaRim hace un pequeño ruido y acto seguido comienza a llorar. Sonrío divertida por su expresión, no tiene la menor idea de qué hacer. Mi madre carga a la bebé calmando su llanto por unos minutos.

— La bebé debe tener hambre—la enfermera regresa a HaRim a mis brazos—¿Lista para alimentarla por primera vez?

— Un poco nerviosa.

La enfermera se toma la amabilidad de explicarme cómo hacer que tanto la bebé como yo estemos cómodas en el proceso. Mi madre y mi hermano junto a la enfermera deciden dejarnos solos a JungKook y a mí, la mujer regresaría en unos minutos para llevarse a HaRim de nuevo. La bebé succiona de mi pecho inflando sus mejillas.

JungKook acaricia una de sus pequeñas manos, evalúo su reacción deseando saber que pasa por su mente.

— ¿Tu propia hija te intimida? Estás muy callado.

— Estoy un tanto...atónito—dice sin quitar sus ojos de ella—No puedo creer que esta bebé sea nuestra—me mira—Lamento no haber estado contigo allí dentro.

— Lo importante es que HaRim está aquí—miro como aprieta su pequeña mano aferrándose al dedo de su padre—Tiene tu mirada y tu cabello, diría que tiene tu nariz.

— No, es más parecida a ti.

Sus ojos brillan admirando a la pequeña, JungKook nunca se imaginó siendo padre, sigue creyendo que no será uno bueno, pero sé que es capaz de darlo todo por esta niña.

— JungKook.

— ¿Sí? —me mira.

— No tengas miedo cuando la cargues, HaRim se sentirá segura en tus brazos si te relajas un poco—noto como se avergüenza por eso—Tienes mucho tiempo para practicar.

— Quizás no le caigo bien, la viste dejar de llorar en cuanto tu madre la cargó.

— Tal vez lloró porque tenía hambre.

— ¿Y si no soy lo suficientemente bueno para HaRim? —se sienta junto a la camilla—No tengo experiencia con niños, es muy diferente tratar a Lia que tratar a mi propia hija.

— ¿Y crees que yo si tengo experiencia con ellos? —niego con la cabeza—Soy madre primeriza, así como tú eres padre primerizo, no tenemos experiencia en esto y nadie nos dirá cómo hacerlo porque no existe la perfección en la paternidad.

El chico respira profundo pasando sus manos por su rostro. Sé que tiene miedo y yo lo tengo, pero HaRim ya está aquí, debemos ser los padres que ella merece tener.

...

Los chicos habían venido trayendo regalos o globos celebrando el nacimiento de HaRim, todos quisieron cargarla al verla, me sentí más tranquila cuando podía mantener a la bebé junto a mí. Me había quedado dormida viéndola descansar, cuando despierto la habitación se encuentra casi a oscuras de no ser por una lámpara junto al sofá de la esquina, me sorprende la imagen que veo. JungKook tiene a HaRim recostada en su pecho, la bebé está dormida y él está inclinado hacia atrás en el sofá tarareándole una canción. Una de sus manos se encarga de que ella no se caiga y la otra acaricia su espalda con cuidado.

Sonrío ante la imagen, disfruto de ella en medio del silencio de la habitación. No sé cómo será nuestra vida como padres, pero haremos nuestro mejor esfuerzo.

Ya no importa JungKook, ya no se trata de él.

Ya no se trata de mí.

Se trata de nuestra hija, Jeon HaRim.

Entramos a los tres capítulos finales :)

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Entramos a los tres capítulos finales :)

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