Capítulo Nueve

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Vi a América sonreír por primera vez desde que la condición de su hermana había empeorado. Vi esa linda sonrisa posarse en sus labios mientras le hablaba a su hermana de Dios y de todo las cosas grandiosas que ha hecho por nosotros. Era lindo ver Grecia se esmeraba por entender todo lo que le contaba su hermana y apuesto lo que sea que en ese momento América se sentía muy orgullosa.

—Y este es mi padre, Grecia—comentó en voz baja observándola. Su hermana intentaba mantener su fuerza pero era demasiado evidente que no podía más.

—Ahora también es el mío. Te amo, América—dijo, sus ojos comenzaban a cerrarse y América comenzaba a entender lo que estaba pasando. Era una despedida, una despedida que le dolería mucho—toma esto—le extendió una caja de madera que se encontraba en una mesita junto a su cama—cuidala macho, Gabriel porque merece todo lo bueno de este mundo.

—Te lo prometo—contesté abrazando a América quien sostenía la mano de su hermana.

—Ya me había despedido de mamá, de papá y de Salvador, sólo me faltabas tú. Gracias por hacer que lo conociera, no puedo explicar la paz que siento ahora mismo, no tengo miedo porque estoy en sus brazos, y unos que me acogerán bien—hizo una pausa para limpiar las lágrimas de América, ignorando las suyas propias que se escapaba de sus ojos—eres la mejor hermana del mundo. Y no debes estar triste, porque sabes que entre lágrimas y sonrisas, entre miedos y alegrías, América y Grecia serán...

Hermanas para toda la vida—completó América—Te amo.

El sonido de aquella máquina se hizo presente, luego vinieron los gritos desesperados provenientes de América. Su hermana había muerto y mi corazón no podía evitar sentir tristeza, aquello me recordaba a algo que había vivido hace mucho tiempo y que por nada del mundo querría repetir.

Encontrando mi sonrisa [Sonrisas Parte II] [Cristiana]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora