Bajamos mi maleta con Adam y nos diríjimos a tocar el timbre.—La abuela está regañando a Nate. —Río mientras escucho como le dice que no debe tocar sus cosas.
—La abuela está loca, casi me mata por usar su placa. Yo solo quería ver que se sentía, pero ella estaba desesperada a por encontrarla. Tanto que me tiro un cuchillo. —suspira indignado. — de milagro me salvé.
Nos recibió Nancy, la sirvienta de la casa, tiene más o menos la misma edad de abuela, lo cual son muy amigas.
—Cherie Julie, me alegra verla —se hace un lado para que podamos pasar. — los demás están en el patio trasero, comiendo.
No adentramos en la casa y efectivamente veo como están todos comiendo pasta italiana, con pollo.
—Creo que llegue demasiado tarde para comer. —musito y veo como mi madre gira en cámara lenta su cabeza, me hace reír su expresión ahora mismo ¿Confundida? Demasiado.
Se lanza sobre mi dándome besos en toda mi cara, le sigue la abuela riendo.
—Si que sabes dar sorpresas, mocosa. —el abuelo ríe y me abraza.
—Siempre soy el último en saludar, es injusto. —Nate frunce el ceño.
—Ven aquí pedazo de imbecil y abrázame. —Lo abrazo y me levanta. Así llevando mis piernas así cadera. —Te extrañe, tonto.
Pasamos toda la tarde juntos, mamá no se separó de mi, ni hasta cuando fui al baño, parecía una verdadera garrapata.
Nos quedamos a dormir en casa de la abuela, en estos momentos me encuentro con Nate, que me habla de como quiere terminar luego sus estudios y trabajar.—¿Creés que para el amor existen reglas, Jul?
—Siempre y cuando haya amor, no hay límites para eso. El amor es libre. —me dispongo ir al baño para ponerme mi pijama, mi polera holgada y shorts.
—Estas más delgada.
Río al escuchar eso, he estado comiendo hamburguesas y pizzas estos días.
—¿Me quieres ver la cara de estúpida? Mirame. —hago una pose de modelo, coloco mi mano en mi cintura y levanto la otra.
—Estas más tonta. —suelta una carcajada y yo me abalanzo quedando encima de él.
—Retracta lo dicho.
—No me retracto, señorita. —pone una mano en mi cadera y con la otra en mi nuca, acercándome a él —¿Dois-je faire pour que tu restes comme ça tous les jours, Jul? —susurra en mi oído, su francés me estremece mucho y mis piernas tiemblan sintiendo su miembro.
<Dois-je faire pour que tu restes comme ça tous les jours, Jul?: Qué hago para tenerte así todos los días, Jul? >
Golpes en la puerta nos hacen separar, es mamá.
—Julie, acompáñame a ver una película, Nate ya te tu vo mucho tiempo.
—Ya vooooy.
Me levanto, poniendo mis pantuflas y saliendo rápidamente. Se que Nate ya no es un niño, es un hombre.
—¿Qué película vemos? He oído hablar que Amor de calendario es super buena. —la miro y está demasiado feliz, tengo que aprovecharla.
—Pues, veamos esa famosa película.
Claramente no estuve pendiente de la película. Nate viene a mi mente, su forma de hablarme, la manera en que me tomo, me hizo estremecer, aquella pregunta. Se que él y yo no somos familias de sangre, pero si sé que lo ven como uno.