Capítulo 1

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* Molly *

Hoy es un día nublado. Los mayores susurran que celebrar las bodas en estos tiempos es de mala suerte y no entiendo el porqué. En mi opinión creo que solo son creencias, pues si en una relación hay amor verdadero, el clima no será impedimento para que mi preciosa hermana mayor se case con el amor de su vida, Mateo. Ellos se conocieron a los 18 años, la edad que tengo y ahora a sus 25 años decidieron formar una familia.
Mis padres y yo estamos muy felices por el amor y la confianza que se brindan. También quisiera tener un amor tan hermoso como la de mi hermana y mi cuñado. Gracias a ellos es que puedo creer en el amor verdadero.

Me apresuro a subir las escaleras para ver por última vez a mi bella hermana antes de que empiece la ceremonia.

- ¡Hermana!, ¿qué sucede?- pregunto a Kiara al verla llorar.
- Mateo no contesta mis llamadas, no se que le habrá pasado. Estoy muy preocupada, Molly. Él siempre responde a mis llamadas- dice preocupada. Mi hermana tiene razón, el cuñado jamás negó sus llamadas por más que esté muy ocupado.
- Quizás solo quiere bromear un poco. Esperemos unos minutos- limpio su rostro y le brindo un fuerte abrazo.
- Es verdad, le gusta hacerme esto. Ya verá esta noche- reimos.

Minutos después

Ya pasó una hora y mi cuñado no aparece. Los invitados empiezan a murmurar, cosa que a mi hermana le importa y de la preocupación empieza a llorar.

- Kiara, querida. No llores, verás que Mateo estará bien- dice mi madre abrazándola.
- Sí, hermana- digo mientras sonrio.
- Además no llores, recuerdas aquella novela dónde el novio solo bromeó en tardar para luego darle una gran sorpresa delante de los invitados...- me callo porque en la novela, al final los protagonistas toman caminos distintos.
- Molly ellos al final no quedan juntos- sonrie, pero se entristece a la vez. Que torpe soy solo quise animarla...- pienso mientras mamá me mira molesta, cosa que me entristece.
- Cariño, no le hagas caso a tu madre. También está preocupada- papá me consuela y sonrio.
- Sí que tienes tiempo para sonreir, por qué mejor no ayudas a calmar a tu hermana que la esta pasando muy mal. Ese muchacho preocupa demasiado- dice mamá. Sus palabras me hicieron sentir culpable, entonces si ayudo quizás mamá sería menos dura conmigo.

Media hora después

No puedo fallarle a mi hermana y a mi madre. Tengo que llevar a Mateo a la ceremonia. Papá no quiso que fuera a buscarlo, pero si esto hará feliz a mi hermana y que mamá me quiera. Lo haré.

En el hotel

Este hotel es demasiado grande, los dueños deben ser muy poderosos como para mantener estable este bello hotel. Basta, no debo pensar en eso, vamos Molly recuerda cuál es el número de la habitación de Mateo. Tienes que llevarlo a la boda.

- Esta debería ser- toco la puerta y un adelante me hace entrar en aquella habitación.
- Vaya, ¿y en dónde es el matrimonio?- después de entrar a la habitación apenas puedo observar a aquellos hombres que se burlan de mi porque llevo puesto un hermoso vestido para la ocasión. Estoy segura que esta es la habitación, pero por qué no está Mateo y por qué hay en su lugar mujeres con poca ropa.
- Lo siento, yo me equivoqué de habitación- apenas puedo decirlo, pues el humo por los cigarrillos no me deja respirar. Qué puedo hacer estoy tan asustada. No entiendo como aquellas muchachas están tan tranquilas.

Estaba a punto de salir cuando un hombre sostiene fuerte de mi brazo y me obliga a beber.
Siento mi cuerpo entrar en calor pero a la vez siento el miedo invadirme.

- ¡Por favor no me toques!- solo puedo gritar y llorar mientras este hombre se me acerca.
-No te preocupes preciosa, lo disfrutarás- aquel hombre está a punto de tocarme y gracias al cielo una llamada lo detiene.

En lo que está distraído puedo observar a lo lejos al cuñado. Cómo se atreve a engañar a mi hermana. Ahora no se que decirle, no quiero que salga lastimada, pero más duele un secreto por años que una verdad por conocer.

-¡Mateo!, como es posible que hagas esto a mi hermana- mis palabras se escuchan al igual o peor que la cachetada que le di.
- ¿Qué haces aquí, Molly? - pregunta el muy descarado luego de abrir los ojos como platos porque seguramente recordó que hoy es la boda.
- Hasta que recuerdas que hoy es tu boda, infeliz- estoy a punto de darle otra paliza pero lo detiene.
- No me distraje tanto pero ya estas seduciendo a mi amigo, zorra- dice aquel hombre burlándose mientras me sujeta del brazo y forcejeo con él.
- No te la llevarás, esta vez será mía- dice el desgraciado de Mateo mientras sujeta mi brazo y se rie de mí.
- ¡Suéltame, suéltame!, que intentas hacerme desgraciado- intento soltarme y huir al darme cuenta de lo que quiere hacer al arrastrarme por los pasillos para llevarme hasta una habitación.
- Te contaré un secreto, nunca amé a tu hermana, siempre te amé a ti, pero ahora que me descubriste no me queda otra cosa que... ¿qué pasará con la tonta de tu hermana si se entera que el día de su boda dormimos juntos? Creo que se volvería realmente loca- rie maliciosamente mientras siento un poco más de calor y busco en la habitación algo con que pegarle.
- Veo que ya estas un poco lista para mí. La droga no tardará mucho en hacerte efecto- dice mientras mira que me echo aire. No quiero, por qué me pasa esto, como que me drogaron. Por culpa de ese apestoso hombre... No, debo hacer algo e irme.
- ¡Eres un enfermo!- grito y me tira al costado de la cama mientras me mira con su asqueroso deseo.
Es mi oportunidad- pienso al ver un objeto con que defenderme.

Espero a que se me acerque un poco más, sostengo la lámpara y se lo tiro en la cabeza. Antes de salir solo puedo escuchar que sus hombres me buscaran.

Si no encuentro un lugar donde esconderme por culpa de la droga me encontraran. Así que voy de puerta en puerta y ninguno me abre hasta que llego a una habitación que estaba abierta. No entendí por qué pero di gracias al cielo y entré a esa habitación semioscura, en donde ya no podía soportar aquella droga en mi cuerpo.

- Dime, ¿quien te envió a mí?- dice aquella voz ronca mientras sujeta mis brazos con fuerza. Esa tocada solo aumentó un deseo en mi ser.
- Yo... no sé de que hablas, solo estaba huyendo y...- respondo y pienso un momento mientras observo su rostro.
- Tu rostro esta rojo y estas con calor, ¿también te drogaron?, ¿sabes si esto tiene cura?- Pregunto al darme cuenta que tenemos los mismos síntomas mientras él frunce el ceño.
- ¡Cállate! Ahora me dirás quien te contrató, mujerzuela porque a pesar de tener un rostro inocente no creo que no tengas nada que ver en esto- cada vez lo siento apretar más mis brazos y eso tanto me duele como me hace desearlo. Si tan solo no me hubiesen dado esa bebida, este hombre arrogante y maleducado ya hubiese recibido su merecido.
- ¿mujerzuela? Sabía que en este mundo existían hombres tan altos, fuertes y guapos, pero no sabía que algunos vienen con el defecto de ser muy tontos y maleducados- veo como frunce el ceño pero no me importa y decido salir de aquella habitación.
- ¿A dónde vas? No dije que te fueras- sus grandes manos sostienen mi cintura y no me ayuda en nada porque siento mi cuerpo estallar.
-¡Suéltame! Qué intentas hacer, tonto- forcejeo para salir de su agarre.
- ¿Tonto?, no sería tonto si aprovecho que la medicina contra la droga está en esta habitación- susurra en mi oreja.
-¿Cuál... Cuál es la medicina?, dímelo por favor- suplico mientras él me carga para luego rodear mis piernas en su cintura al mismo tiempo que paso mis manos alrededor de su cuello.
-Bien, te lo diré. Ambos somos la medicina, ¿lo quieres?- dice agitado mientras une nuestras frentes para después besar mis mejillas, asentir a su pregunta y besarnos con mucho deseo.

Entre besos llegamos a la cama, en donde me deposita suavemente para luego quedar encima de mí y repartir muchos besos en mi cuello, senos y vientre. Vuelve a besar mis labios y después de unos segundos observo como delicadamente abre mis piernas para luego empezar adentrarse en mi feminidad. Me empieza a doler un poco pero no le doy mucha importancia y empiezo a mover lentamente mis caderas. Minutos después lo siento moverse aún más y hago lo mismo mientras rasguño su espalda para luego no aguantarnos este placer maravilloso y venirme al mismo tiempo que lo siento venirse dentro de mí.

Pude sentir una conexión especial entre nosotros, asimismo, el rápido latir de nuestros corazones. Esta noche no fue planeada, pero la recordaré toda mi vida.

Unidos Por El Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora