Capítulo 8

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* Molly *

Luego de abrazar a Tomás. Sentí unos brazos rodearme por detrás.

- ya estoy aquí, cariño. Disculpa la demora- besa mi mejilla y mi corazón se acelera.
- Joe... Ustedes son pareja?- pregunta Tomás sorprendido mientras me pongo roja.
- así es, Molly es mi futura esposa, verdad Molly?- pregunta Joe. No puedo creer que diga eso. Estoy confundida. Sé que no es verdad pero aún así no se por qué me alegra la idea.
- yo... No es...- intento decirle pero callo al ver como Joe me presta su abrigo.
- bueno cariño es demasiado tarde. Hasta luego Tomás- se despiden y me despido de Tomás para después Joe tomarme de la mano y llevarme hasta el auto.

En el carro

- Joe, por qué dijiste eso a Tomás. Debes saber que no me gustaría que el tenga la idea equivocada entre ambos porque...- menciono pero me interrumpe.
- puedes callarte?, porque si no te das cuenta estoy manejando- no entiendo a este hombre porque me trata tan cálido y después tan frío.
- Bien, me callaré solo porque manejas pero cuando lleguemos necesito una explicación- volteo la mirada hacia la ventana.
Y así nos mantuvimos hasta llegar a casa.

En la casa

- bien ahora sí responderás mi pregunta porque...- lo enfrento mientras lo sigo hasta su habitación.
- por qué es importante para ti? Acaso te molesta que haya arruinado tu plan, desvergonzada- aprieta mis brazos y trato de soltarme pero es imposible.
- sueltame, Joe. No sé de qué plan hablas- lágrimas caen por mi rostro y me suelta.
- lo sabes, no finjas. Primero fui yo, segundo el doctor que vino a ver a la abuela y tercero mi hermano. Tu si que no pierdes tiempo. Dime algo, cuántos hombres han pasado por tu cama?- no aguanto sus palabras y le doy una cachetada.
- en primer lugar el doctor que vino haber a la abuela es nada mas y nada menos que tu hermano, en segundo lugar Tomás es como un hermano y en tercer lugar ningún hombre ha pasado por mi cama, estúpido- lo empujo por cada respuesta pero en un movimiento sostiene mis brazos otra vez.
- Maldición, escuchame bien. No creas porque estas hermosa dejas ser una mujer desvergonzada- sus palabras hieren pero esta equivocado si piensa que lo soportaré.
- desvergonzada... Empiezo a odiar esa palabra así como empiezo a odiarte- no lo odio pero me adelanto a decirle si es que intenta también decirmelo.
- así..., pues yo te odio aun más, maldición. Odio todo de ti, tu rostro y tu cuerpo. Eso es lo que puede recibir una mujer desvergonzada como tú, odio, me entiendes?- me arrincona a la pared- me hago la fuerte pero las lágrimas me ganan.
- y si tanto me odias, por qué me tocas y no me despides? Bien no te preocupes, yo renuncio- se calla y me suelto de sus manos dispuesta a irme.
-Si te vas de esta casa, arruinaré a tu familia y la dejaré en la calle me entiendes?- no puedo creer que diga eso.
- que quieres de mí, dime. Haré todo lo que pidas para que dejes en paz a mi familia- lo enfrento mientras sonrie.
- duerme conmigo, quieres que deje en paz a tu familia, entonces duerme esta noche conmigo- mi corazón se congela al pedirme tal cosa.
- bien. Si al hacer esto puedes dejar en paz a mi familia, lo haré- me empiezo a desnudar mientras lloro.
- suficiente, no quiero que lo hagas tú. No es adecuado que lo inicies. Quiero hacerlo personalmente- creí que se retractaría pero no. Creo que es hora de no creer cosas buenas de este hombre.
- como quieras- susurro y me mira serio.

Bajo la mirada pero no me lo permite, entonces se acerca, rodea su brazo en mi cintura y limpia mi rostro lleno de lágrimas. Y en cada parte de mi rostro, cálidos besos suyos se posan en mí. Solo de sentir su piel tocar el mío hace latir mi corazón y me estremece. Besa mis labios con posesión y acaricia mi delgado cuerpo dejando en cada parte una gran satisfacción.
Sus besos y caricias me hacen sentir tan segura de él hasta el punto de creer que no es la primera vez que confio en él para pertenecernos.
Estaba segura que no quería que esto sucediera pero al estar entre sus brazos y unirnos en cuerpo y alma, aunque sea por mi parte, mi corazón se derritió.

* Joe *

No quería que se fuera porque sé que la amo. No sé cuándo y cómo pero no puedo negar este sentimiento. Entonces para que no se vaya, no me quedó otra cosa más que amenazarla de ese modo. Fue muy sorprendente y alegre para mí cuando aceptó dormir juntos. Creí que no me dejaría tocarla pero creo que estaba dispuesta a no detenerme porque quiere que deje en paz a su familia.
Pero se equivoca si cree que será libre. Después de lo que sucedió esta noche no estoy dispuesto a dejar ir a mi mujer. También me di cuenta que no fue su primera vez y eso me hace sentir molesto por el estúpido que la tocó primero.

Pero lo mas molesto fue que al estar con Molly recordé a esa mujer de aquella noche. Si no supiera quien era esa mujer, me atrevería a sospechar que es Molly con quien dormí esa noche. Y eso explicaría el por qué me hace recordarla.

Al día siguiente

Desperté al escuchar el canto de los pájaros. Me siento feliz de despertar al lado de este hombre.

Aún recuerdo lo que pasó anoche y no puedo negar lo que siento por Joe. Lo amo y no quisiera apartarme de su vida pero a la vez siento que sí porque no sé como o cuando es que perdí mi virginidad. Estaba segura de serlo hasta me desperté muy avergonzada para limpiar las sábanas pero esta estaba limpia. Se habrá dado cuenta. Creerá que soy mentirosa y jamás me perdonará. Será mejor apartarme para evitar discusiones entre ambos porque no creo que después de esa hermosa noche soporte sus duras palabras.

- Molly, qué haces?- escucho la voz de Joe mientras estaba a punto de salir de la habitación.
- Joe...yo...cumplí con el trato. Ya no te debo nada. Así que regresaré a mi casa- ver su rostro serio y enojado me hace creer que no saldrán cosas buenas de sus cálidos labios.
- así que crees que cumpliste el estúpido trato. Estas equivocada si piensas que no me di cuenta que me engañaste. Dime así es tu juego, volver loco a un hombre y acostarte con él y así sacarle los millones?, desvergonzada. Estas equivocada si crees que estoy loco por ti porque dejame decirte que solo puedo sentir náuseas de una mujer como tú- aprieta mis brazos y tanto el dolor como sus palabras me duelen.
- sí, tienes razón en todo. Lo hice con esa intención de quitarte todos tus malditos millones. Así que ahora puedes dejarme en paz- forcejeo para que me suelte pero Joe es mucho más fuerte. Si el piensa así de mí y siempre lo hará entonces por que mejor no hacerle creer que es verdad.
- te crees astuta? Bien, quieres mis millones, pues de ahora en adelante olvida tu pobre vida porque serás hoy mismo mi esposa- sus palabras me dejan inmóvil y sin habla tanto que no vi de donde sacó el papel que tiene en la mano.
- tú... que es...- suspiro.
-fírmalo, es un contrato de matrimonio. Prometí dejar en paz a tu familia y lo hice. Pero nunca prometí dejarte en paz. Así que si firmas este maldito contrato te dejare libre después de un año. De no querer firmar te denunciaré por robo y pasarás todo tu vida tras las rejas. Así que ahora tu destino está en mis manos- jamás hice algo que lo lastimara y jamas entenderé el por qué me trata así.
- bien, lo firmaré- digo para después firmar la hoja y llorar desconsoladamente.

* Joe *

Escuchar sus palabras de que aún quería irse me enojaron. No quiero que se vaya pero insistía. Entonces no me quedó otra cosa que amenazarla. Y si para mantenerla a mi lado debo de amenazarla, entonces esa estrategia sería su debilidad y se quedaría conmigo. Aunque verla llorar me duele no debo retractarme, ya que tengo miedo a perderla.

En cuanto a la hoja, pues mi abogado me la dio porque tanto los accionistas de la empresa como la abuela quieren que me case para poder darme su voto de confianza.

Después de dejar las cosas claras para ambos.
La llevé a registrar nuestro matrimonio. Ahora ante la ley y sociedad somos marido y mujer. Y esto nadie lo cambiará.

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