Epílogo: Amanecer

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Epílogo: Amanecer

(Gil)

Después de ello, nos reunimos con todo el ejército que nos había ayudado. Lógicamente era más pequeño que antes, puesto que en una guerra siempre había muertos por ambos bandos. Agradecimos de corazón su ayuda y su esfuerzo. Y estos volvieron a sus hogares diciendo que había sido un honor y que estaban agradecidos por salvar su mundo a la vez que nos acompañaban en el sentimiento por la muerte de Gilbert. Después llegamos al castillo andando durante una hora. El trayecto fue largo y triste. Ninguno se atrevió a decir nada. En todo el trayecto, Luka había cargado con el cuerpo de Gilbert.

Él y yo íbamos los primeros junto con los demás detrás llorando en silencio. Llegamos al castillo. Y allí Amelia y Erick prepararon el funeral para despedir a Gilbert y honrar a los caídos en la guerra. Honraron el nombre de Wilson, Alice y Gilbert que dieron su vida por la victoria y por sus seres queridos. En el funeral solo hablaron Amelia y Erick, puesto que ninguno tenía ganas de hablar. No dimos sepultura a Gilbert, ni lo incineramos como los antiguos reyes. Luka y yo deseábamos enterrarlo de una forma especial en el castillo de Iskeria. Amelia y Erick no se negaron.

De todas formas era decisión de los familiares. Ellos se aseguraron de gravar nuestros nombres en los registros de la historia de Umbría para que todos recordaran nuestras hazañas. Agradecimos eso y nos despedimos de ellos. Entonces volvimos a Iskeria y llegamos al castillo. Allí dejamos el cuerpo de Gilbert en un ataúd de cristal especial. El ataúd estaba diseñado y hechizado para detener el tiempo del muerto de forma que su cadáver no se descomponga. Así, podríamos contemplar a Gilbert como si tan solo estuviera dormido por siempre. Después de dejarlo allí le dejamos flores y abandonamos la sala excepto Luka y yo, que quisimos quedarnos un rato más a contemplarlo tratando de asimilar lo sucedido.

Pasaron los días. Los demás ya lo fuimos asumiendo poco a poco. Yo seguía sin sonreír en ningún momento, pero el que peor lo llevaba era Luka. Apenas comía, ni hablaba con nadie. Se pasaba horas en la tumba de Gilbert contemplando su rostro. Y cuando salía se encerraba en la habitación. Todos estábamos preocupados por él. Recibimos la visita de una chica joven, llamada Aura preguntando por Gilbert. Ellos me dijeron que se trataba de su prima y la guardiana del libro de la orden. Le contamos lo que había sucedido, y como era de esperar, ella también lloró al contemplar a Gilbert. Estuvo unas horas con nosotros hasta que decidió marcharse.

Le pedimos que no dijera nada a nadie de lo sucedido. Al final, todos decidieron abandonar el castillo puesto que la guerra había acabado y la Orden ya no era necesaria. Yo no puse objeción alguna. Al parecer creían que con la muerte de Gilbert yo había pasado a ser el líder por ser la misma persona. Aunque yo nunca me había considerado igual a Gilbert, ni pensaba seguir en la Orden. Todos recogieron sus cosas y se reunieron en el portal para despedirse. Ahora retomarían sus vidas como antes con la mayor normalidad posible en Iskeria junto a sus familias. No les habíamos dicho nada a los padres de Gilbert en esta era. Estarían preocupadísimos al no recibir noticias de su hijo. Pero nadie tenía el valor de decirle que había muerto. Yo me reuní con los demás, cosa que les extrañó.

-Espera ¿A dónde vas?- preguntó Jake deteniéndome con el brazo.

-Me voy. No soporto estar en este lugar. Además yo no pertenezco a aquí- dije con seriedad. Me había vuelto más frio desde la muerte de Gilbert.

-¿Piensas dejar a Luka solo?- preguntó Molly incrédula. En ese instante recordé que Luka estaba aquí.

-Luka te necesita más que nunca. Ya has visto como está. Además, creo que le prometiste a Gilbert que estarías con él- dijo Jésica recordándome la promesa que con la depresión habíamos olvidado tanto Luka como yo.

Alma Oscura (Crónicas de la Orden. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora