Todo absolutamente cuanto nos rodea está formado por energía. La energía de la que yo quiero hablar todavía no se puede medir directamente con máquinas. Es la Energía que inunda el universo entero y lo conecta, la Energía que da la vida, que crea galaxias y constelaciones y que es común a todos los seres animados e inanimados del universo. Es la Energía Divina. Esta Energía inunda la Tierra y a menudo se le da el nombre de Madre Naturaleza o Gaia, pero lo cierto es que no es propia de nuestro planeta.
Es célebre la frase de René Descartes "pienso, luego existo", esto se podría decir de otro modo del alma: el alma piensa, luego es consciente de su propia existencia.
Las piedras, las estrellas, el mar... también existen y tienen energía pero no tienen alma, no pueden "pensar" y no son conscientes de su existencia. El alma no solo es consciencia, es energía, y la energía, como demostró Einstein, no se puede destruir, solo transformar. Por lo que para llegar a la Divinidad no se puede anular la consciencia ni destruir nuestra esencia y energía, sino transformarla de manera que se llegue a parecer al mismísimo Dios.Las almas evolucionan pero nunca pierden lo que son, no pierden su esencia nunca, ni siquiera con la muerte, es más bien al revés: Con la muerte aún nos hacemos más conscientes y plenos.
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El despertar: en búsqueda de la sabiduría
RandomEn el tejido complejo de nuestra existencia, nos vemos inmersos en un mundo saturado de temores, ignorancia, egoísmo y aflicciones. Un escenario donde la oscuridad, el rencor y la ira parecen enraizar en el corazón humano y en la sociedad misma. Mi...