La humanidad teme a la muerte de una forma exagerada, le tiene tanto miedo que la inmensa mayoría de nosotros no se para ni a pensar ni a sentir en toda su vida, porque de hacerlo tendrían que afrontar que van a morir.
Y lo cierto, la verdad, es que morir no es para tanto, de hecho muchas personas cuando fallecen no se percatan inicialmente de que han muerto, no saben qué les pasa, no saben por qué nadie les hace caso o les escucha... Esto ocurre porque no hay grandes cambios en cómo nos sentimos tras morir, porque morir solamente es desprenderse del cuerpo físico, pero nuestro modo de ser, de pensar, de sentir y nuestros recuerdos siguen exactamente igual que antes. Cuando alguien muere lo único que ocurre es que el alma, es decir la energía consciente que somos, abandona el cuerpo físico porque éste ha dejado de funcionar, pero nos seguimos sintiendo igual, incluso al principio nuestra alma tiene la misma forma que el cuerpo, pues la energía espiritual que tenemos ocupa todo nuestro cuerpo físico, y hasta que aprendemos cómo podemos adquirir la forma energética que deseamos, seguimos con la misma forma que teníamos en el cuerpo físico porque es la que hemos aprendido a tener sin darnos cuenta durante toda nuestra vida.
Después de ese momento inicial pueden ocurrir dos cosas, que se abra un túnel de luz (que en realidad es una esfera, lo que se conoce en física como un "agujero de gusano") que comunica con otra dimensión donde debemos ir, o que no se abra ese túnel y nos quedemos apegados a la Tierra. Que se abra o no, depende de las energías espirituales del alma que acaba de fallecer, si sus energías espirituales son buenas, si sus sentimientos son limpios, siente amor, paz, compasión, perdón... no tiene ira, rencor, miedo... entonces se abrirá esa "puerta" a una dimensión de una energía maravillosa llena de amor y paz, acorde a las energías del alma que acaba de morir.
La muerte no es un final para nadie, es un cambio de estado, como pasar de sólido a gaseoso, por así decirlo, y todos aquellos seres queridos que han fallecido antes que nosotros los volvemos a encontrar en esas dimensiones espirituales. Las separaciones solo son temporales y el tiempo pasa deprisa, no hay nada que temer, de hecho es mucho más duro y traumático nacer que morir, con la muerte se mantiene la consciencia, los recuerdos, vas a una dimensión mejor, te sientes mucho mejor, y poco a poco recuerdas vidas anteriores y tu consciencia se expande...
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El despertar: en búsqueda de la sabiduría
SonstigesEn el tejido complejo de nuestra existencia, nos vemos inmersos en un mundo saturado de temores, ignorancia, egoísmo y aflicciones. Un escenario donde la oscuridad, el rencor y la ira parecen enraizar en el corazón humano y en la sociedad misma. Mi...