Como dije anteriormente, la energía Divina inunda todo el universo, dándole vida y orden, y algunos identifican esa energía como si fuese el mismo Dios, como si tuviese consciencia por sí misma, cosa que no es cierta. A través de esa energía podemos conectarnos con Dios, ya que es Suya, pero no es Él.
Dios, como dije, no tiene género ni sexo, pero en Él se encuentran los dos principios, tanto el masculino como el femenino, y la energía divina que dio origen al universo contiene ambos. La energía masculina se concentra sobre todo en estrellas, asteroides y cometas, mientras que la energía femenina se manifiesta sobre todo en planetas que están preparados para albergar vida. Cuando en un planeta nace vida y aparece la naturaleza es porque ambos principios han confluído.
Sin embargo, a pesar de que en un mundo vivo como el nuestro tiene que existir tanto lo masculino como lo femenino es la energía femenina de Dios la que se manifiesta en la mayor parte de la naturaleza, en los mares, bosques, montañas... Y esa energía divina que existe en todo lo que forma parte del planeta (también en los seres humanos) es Nuestra Madre y sin ella no existiríamos como seres humanos y nuestro mundo seguiría siendo un erial.
💫 Es un error ver lo masculino y lo femenino como dos cosas diferentes y separadas, como una dualidad, en realidad en el Origen no era así y ambos están unidos en Dios, pero al crearse la materia fue necesaria la división entre lo femenino y lo masculino para que la evolución existiese. 💫
Esto es lo que enseñaba Jesús y a lo que los primeros discípulos llamaron el Espíritu, la energía Divina que está en todas las cosas. Desafortunadamente, como casi todas las enseñanzas de Jesús, sus palabras se distorsionaron y se acabó diciendo que Nuestra Madre, el Espíritu, era el Espíritu Santo y lo acabó personificando en otro ser Divino con consciencia propia a la vez que es Dios, simplemente como una copia de la trinidad de la religión mitraica que era practicada en el Imperio romano y que compitió con el cristianismo en los primeros siglos.
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El despertar: en búsqueda de la sabiduría
RandomEn el tejido complejo de nuestra existencia, nos vemos inmersos en un mundo saturado de temores, ignorancia, egoísmo y aflicciones. Un escenario donde la oscuridad, el rencor y la ira parecen enraizar en el corazón humano y en la sociedad misma. Mi...