Capitulo dieciocho.

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Capitulo dieciocho:

-Vamos a comer ahí.- Gritó Sawyer señalando un puesto de comida.

-Acabas de vomitar un burrito.

Me estaba exasperando, parecia un niño en la dulceria mas grande que alguna vez ha visto, ya habíamos parado en todos los puesto de comida, aún eran las once, todavía quería llevarlo a conocer muchos lugares, pero tenía que dejar de comer, ya había vomitado lo que comio en el puesto anterior, un burrito, pero no le quiero arruinar su felicida, aunque ya este llegando a un punto extremo.

-Vamos, amor.- Hizo cara de perrito.

-No.- Dije firme.- Vamos, te voy a llevar a un lugar y no, no comeras ahi.- Lo tome del brazo y lo lleve al auto.

Parecía una madre castigando a su hijo, pero tenía que controlarse, se a donde lo llevare ahora y se que se pondra peor, es un lugar muy común aquí, pero a la vez es muy lindo, aunque me imaginaba una reconciliación diferente, pero me encantaba verlo feliz, recuperariamos toda la semana perdida, ayer en verdad parecía necesitada, por un momento sentí verguenza, pero lo necesitaba dentro de mi, tocar toda su piel y sentír sus grande y firmes manos por mi cuerpo, pero la verguenza se fue cuando recorde que a el le encanta hacerlo. Este día era fantastico, se que tal vez fue muy pronto para perdonarlo, pero ¿Que hombre deja su orgullo de lado para llorar frente a una mujer? Pocos, creanme que son muy pocos los que lo hacen, aunque mas tarde tendremos que hablar, aún me duele lo que hizo, aunque se arrepienta.

-Ponte el cinturon.- Me dijo y reí, cuando nos subimos al salír de mi casa también me obligo a ponermelo, siempre lo hace, no entiendo por que, no es como si fueramos a chocar o algo, Londres es un lugar muy tranquilo a decir verdad, no hay adolescente alcoholizados, o muchos accidentes.- Puedes ponerte, por favor, el cinturon.- Bufé e hice lo que me dijo.

Ya estabamos por llegar, estaba nerviosa, no por el lugar donde lo voy a llevar, por el momento en el que tengamos que hablar, se que no sera ahora, se donde quiero que hablamos, aunque sea para que sea mas tranquilo para los dos, para que allá mas paz y no allá tanta gente si enloquecemos y empezamos a gritarnos.

-Ya vamos a hablar.- Beso mi mejilla.

-Lo se.- Dije sincera.

Al llegar sus ojos se iluminaron, mas que cuando habíamos ido a recorrer las calles, era un bonito lugar, era para andar en rollers, aunque no se si el sabe, pero igual, es un muelle grande de madera, mucha gente, muchos puestos de comida de los cuales lo tendre que alejar, pero no importa, me quiero divertir, aunque el se divertira mas de tantas veces que seguro me caere.

-¿Sabes andar?.- Pregunté.

-Si ¿Tu?.- Negué riendo.

-¿Me ayudaras a aprender?.- Miro dudativo.

-No lo se.- Mire sorprendida.- ¿Tendre mi premio?.- Asentí.- Entonces si.- Me beso en los labios.

Nos bajamos del auto, coloque la alarma y guarme mi bolso en la cajuela de atras, si no sería incomodo andar en rollers con la cartera. Fuimos a buscar nuestros rollers y empezamos a andar, el sabía muy bien no mentia, en cambio yo, andaba peor de lo que pensaba, no habían pasado quince minutos que yo ya me había caido tres veces, TRES VECES, y en esas tres Sawyer se río de mi.

-Ya te puedes parar de reír y ayudarme.- Dijo por vijesima vez.

-Lo... Lo... Siento.- Dijo limpiando las lagrimas que las risas habían provocado.

Me tendió una mano y lo tire haciendo que cayera conmigo, pero aún no se dejaba de reír, se acababa de golpear el trasero y aún así se reía, no lo entiendo, ya ha dejado de ser grasioso, mi trasero no aguantara mas golpes que este, me dolera por una semana.

Niñera de mi vecino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora