Capitulo cuatro [editado]

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—No es algo a lo que esté acostumbrada.— Admití con sinceridad.

—Tuvimos un problema familiar fuera del pais, no me puedo llevar a Amber y Sawyer no es muy bueno respecto a subsistir solo.

—Puede pasar si quiere, así lo hablaremos mejor. — No entendía muy bien a qué se refería, ¿me tendría que hacer cargo de que Sawyer no muriera de hambre? Tenía mi edad o un poco más tal vez, no moriría, supongo que sabe marcar el número del delivery.

La señora Hamilton se sentó en la sala y yo le traje un vaso de agua, parecía nerviosa hablando de esto y no entendía porque. Estuvo al rededor de treinta minutos explicándome que quería exactamente que hiciera y no consistía en mucho, debía cuidar de Amber mientras estuvieran fuera del país, pero también debía controlar que Sawyer no saliera demasiado como para poder volver con alguna enfermedad de transmisión sexual, si es que aún no la tiene.

No sabía cómo reaccionar a todo esto, cuidar a Amber era algo de tiempo completo y una de las razones por las cuales había venido aquí era para pasar más tiempo con mi hermano ya que antes no había tenido la oportunidad pero tenía que prácticamente vivir donde los Hamilton y complicaba todos mis planes; por otro lado prefería cuidarlos a trabajar en el estudio, de alguna forma me resultaba más cómodo, aunque no cuidar a Sawyer, no toleraba a los hombres como el, lograban poner mi paciencia al límite. Todo era muy contradictorio, una parte de mi decía que debía hacerlo, la paga no era mala y me alcanzaba para no depender de mi hermano, y la otra parte de mi se negaba a alejarse de Ethan y luchar contra los coqueteos de un idiota.

La señora Hamilton se fue, tenía hasta mañana por la noche para pensar que quería hacer, pero no tenía ganas de pensarlo ahora así que decidí seguir con los preparativos para la cena que estaba organizando para Emma y Ethan. Todo estaba listo en cuestión de minutos, fue justo cuando tocaron el timbre, al abrir la puerta ví a la chica por la que mi hermano estaba tan idiota, era peliroja, tenía pecas por toda su cara y unos ojos celestes increíbles, ¿enserio se fijo en mi hermano? Debe de necesitar lentes.

—No entiendo por qué haces esto.— Confeso mientras yo dejaba una taza de té delante de ella.

—He esperado veintidós años para ver a mi hermano así de idiota por una chica, no iba a dejar que lo arruinara.

—El no lo ha arruinado, ambos lo hemos hecho. —La mire sin entender muy bien que decia. — El lo arruina con su reputación y yo con mi desconfianza, no ha sido solo lo de hoy.

—La reputación es lo que la gente inventa, no lo que uno es. Si, mi hermano se acostado con un cuarto de población de California, pero eso no quiere decir que no sea capaz de querer.

Escuchamos la puerta abrirse y no espere ni un segundo para correr hacia la sala a abrazar a mi hermano; —Me agradeces luego. — Le dije plantando un beso en su mejilla y tomando la mano de Adam para correr escaleras arriba.

*

Me levanté a la mañana siguiente sintiendo cansada, ayer le había avisado a la amiga de Melina que no iría más, aún no había confirmado el trabajo en lo de los Hamilton pero de cualquier forma el estudio no era lo mío, por suerte lo entendió bien. Quite las sábanas de encima mío y puse un poco de música para ir a la ducha, deshaciendome de mi ropa y tirandola al cesto de la ropa sucia mientras movía mis caderas al compás de la canción, y cantando como si no pueda volver a hacerlo mañana.

Baje hacia la cocina y me senté a desayunar sola, tal vez mi hermano se había cansado demasiado anoche, pero no era algo que quisiera tener en mente. Lave mis trastos sucios y dejé una nota en la nevera avisando que salía a correr, aunque tal vez nadie notará que faltaba.

Niñera de mi vecino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora