Capitulo tres [editado]

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Al abrirse la puerta junte todas mis fuerza para partirle la lámpara en su cabeza, pero resulta que no era un ladrón o secuestrador, solo era Adam, con Ian que ahora se encontraba llorando al ver como su padre estaba en el piso, adolorido. Me pregunto cuándo será el día que mi hermano acepte mis decisiones, o por lo menos me avise que no lo hará.

—Papá. — Grito Ian abrazando a su padre.

—Adam, lo siento, en verdad no sabía que venías y me asuste. —Me acerque a él y lo ayude a levantarse, se sentó en uno de los taburetes de la cocina y le pase algo de hielo para que colocara en la parte dolorida.

—Has lastimado a mi papá. — Tenía frente a mi a un pequeño de brazos cruzados, desafiándome con la mirada.

—Lo sé, y lo lamento, no ha sido mi intención.

—Ian, no lo ha hecho queriendo, ahora despídete y vete a dormir, es tarde. — Ian se fue murmurando cosas que nadie entendía, visiblemente enojado porque su padre lo había mandado a acostar.

Mire a Ian salir de la cocina, me recordaba tanto a mi hermana, siempre que mi madre la mandaba a dormir era una pelea, noche tras noche, y ahí era donde aparecía yo, diciéndole que no tenía por qué pelear, que fuera a su habitación y yo me quedaría con ella leyéndole un cuento. Por algunos segundos las lágrimas se acumularon en mis ojos, teniendo ese pequeño recuerdo de mi hermana menor.

Decidí que me quedaría un rato con Adam hasta que el dolor en su cabeza cesara, quería asegurarme de que el golpe no había sido tan fuerte como para que le produjera un desmayo o algo por estilo.

—Gina, estoy bien, puedes ir a dormir si quieres. — Sonreí.

—Está bien, de cualquier forma no podía dormir. — Aunque me moría de sueño. — ¿Y que hacían tan tarde?

—Oh, solo veníamos de una cena familiar. — Comento. — Cada un mes nos juntamos en casa de mi madre con mi familia y la de mi esposa.

—Al menos no han perdido el contacto con Ian.

—Sí, aunque cuando murió me lo han querido sacar, decían que yo acabaría por matarlo. Ella tenía cáncer.

— ¿Y por qué dicen que tú la has matado?

—Desde el principio sabíamos que el embarazo perjudicaba su vida o la de Ian. Y para que una mujer traiga un hijo debe haber dos personas. — Miro hacía el suelo, como si yo fuera a pensar que en verdad el la había matado. — Su familia me odia desde el día que se enteraron del embarazo. Tal vez estuviera viva si yo hubiera sido más cuidadoso, o tal vez hubiera llegado a decirle cuanto la amaba si hubiera sido más rápido en llegar al hospital

"Eso es lo que pasa con la muerte, nunca sabes cuándo te va a tocar, y lo peor es que nunca te da tiempo a despedirte de las personas que quieres." Leí una vez, y cuánta razón tenía; se veía en los ojos de Adam cuanto la amaba, y también cuanto se culpaba por su muerte, pero nada podía hacer ahora, solo tratar de ser feliz, por el y por Ian.

—Adam nadie sabía lo que iba a pasar, ella tenía cáncer, podía morir de cualquier manera, ni tu ni ellos pueden echarte la culpa de lo que paso. Y aunque no se lo dijiste, ella sabía cuánto la amabas, porque aún se te nota en los ojos.

—Puede ser, pero nunca lo sabré. — Sonrió, pero no le llego a sus ojos. — Se hubieran llevado bien. Iré a contarle un cuento a Ian, seguramente este esperándome.

—Descansa Adam. — Sonreí.

Mire el reloj y ya era media noche, decidí que era hora de dormir, no quería estar agotada mañana y tenía planeado salir a correr. Al pasar por la habitación de Adam escuche como le leía a Ian, y me dio pena, porque sabía que le dijera lo que le dijera nada haría que dejara de pensar que podría haber sobrevivido, y además no todo es su responsabilidad, ella se podría haber dado cuenta cuando él no se puso el condón, pero de nada sirve tratar de echar culpas, paso lo que debía pasar y ella nunca morirá del todo, porque ha dejado una gran parte de ella, a Ian.

Niñera de mi vecino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora