Un amor inesperado

Capítulo 19

A un par de pasos me topé con un traje color vino, se veía elegante.

—Este te quedará bien cariño, resaltará tu silueta —Ohm me abrazó por la espalda y me dio un beso en el hombro, sus labios se dirigían a los míos por lo que cerré los ojos pero algo me hizo abrirlos

Noté que Perawat nos miraba con una mirada indescriptible, como si me quisiera decir algo.

Con un suspiro me alejé.

—Me lo iré a probar —fui con Liz para que me enseñara las medidas

[Krist]

Sentí que moría cuando los vi juntos, desearía tomarlo del brazo, contarle todo y huir de todos pero Ohm me tiene contra la espada y la pared.

Cuando Singto se fue me acerqué a su pareja y lo tomé del cuello de su camisa.

—¡Más te vale que mi dolor valga la pena, si lo haces sufrir juro que te arrepentirás!

Me miró sorprendido pero se repuso
—¿Así como tú te arrepientes ahora? —se soltó y se fue.

[Singto]

La noche llegó y mi conversación con Ohm en mi cuarto seguía.

—Nam y yo pedimos que hicieran un hermoso camino de rosas rojas que condujeran al altar, mañana llegarán. ¡Ay! ¡Su vestido es hermoso!  Luce como una princesa —era evidente su ilusión, yo solo me limitaba a sonreír forzado.

—Nam siempre se ve como una princesa

—¿Y tú estás emocionado? —me preguntó de la nada

—Claro, después de todo estaré presente en el día más importante de mi hermanita... Y me casaré con un hombre espectacular, será como en mis sueños

Cuando me escuchó se acercó lentamente y me dio un beso tierno que yo profundicé; no puedo negar que su sabor cada vez me era más agradable, sentía que lo podría disfrutar totalmente algún día.
Mis manos se colaron debajo de su camisa y lentamente se la fui quitando, él también hizo lo mismo.

Seguimos el beso que se volvió fogoso, Ohm conectaba nuestras lenguas y atrapaba mis labios sacándome jadeos.

Mis manos se posaron en su pecho; sus músculos eran notorios, no se parecía en nada al delgado cuerpo de Krist.

Poco a poco me recostó en la cama y me tomó de las caderas; sus manos eran demasiado grandes, simplemente no encajaban en mí, no como las de Krist.

Me quitó los pantalones mientras besaba mi cuello, de un momento a otro pasó a mi pezón, lo lamió y lo succionó, provocándome un gemido sonoro.

Se sentía bien, pero no tan bien como la boca peligrosa de Krist.

Se coló un recuerdo que creí ya borrado, por mi mente se reprodujo la vez que Kit me hizo suyo. No era nada comparado a lo que sucedía ahora.

Y es que él no es Kit, mi Kit.

Caí en cuenta de lo que estaba a punto de hacer, me iba a acostar con Ohm por despecho.

Reflexioné sobre lo que hice todo el mes, nunca le pedí explicaciones, él trató de hablar conmigo pero lo ignoraba.

Le dije cosas horribles sin darle la oportunidad de defenderse.

Mi ira me cegó y es en este momento que lo puedo comprender.

Pero ya es tarde, estamos a una semana de casarnos con otra persona... Ya lo perdí.

Interrumpí nuestro beso, deteniéndolo con las manos mientras lloraba.
Él se reincorporó y me vio sin decir ni una sola palabra.

Me senté —Perdóname Ohm, no puedo hacerlo —mi espalda temblaba y se me dificultaba respirar, me sentía derrumbado y un idiota —¡Quiero pero no puedo!