Totalmente de mala gana (Childe x Zhongli)

Extras de la Parte VI

Extra I: Ekaterina

—Gracias a todos por asistir a la reunión de esta semana —dice Ekaterina en el momento en que todos los miembros de los agentes encubiertos de la Signora han tomado asiento—. ¿Hay algún asunto de limpieza que debamos resolver antes de comenzar a compartir nuestra información?

A la ronda de sacudidas de cabeza, Ekaterina continúa. —Si ese es el caso, entonces podemos empezar. ¿Alguien ha visto a la Vanguardia haciendo algo particularmente extraño que debamos destacar en nuestro informe a la Signora?

—Ninguno aquí —informa Vlad—. Honestamente, acaba de llegar al trabajo a tiempo, todo alegre y educado. No creo que haya un caso en el que no me haya deseado buenos días.

—¿Se ve fuera de lo común?

—¿Realmente no? —Vlad se encoge de hombros—. Quiero decir, es lo mismo de siempre, lo mismo de siempre. Viste el mismo uniforme y su máscara roja está sujeta a un lado de la cabeza. Por lo que puedo ver, luce impecable todas las mañanas.

—Las mismas observaciones aquí. Tampoco nada fuera de lo común por mi parte —dice Nadia—. Quiero decir, él sale para tener reuniones con los socios comerciales. La Funeraria Wangsheng, en particular, parece estar exigiendo mucho de su atención, pero ya le hemos contado eso a la Signora y ella no está interesada.

—El hombre está haciendo su trabajo como diplomático. La Signora probablemente no esté interesada en escuchar pruebas de su buen comportamiento —murmura Vlad.

No es de extrañar entre los cuatro que a la Signora no le guste Tartaglia en lo más mínimo, y que la información que realmente busca sea algo incriminatorio que pueda informar a la Tsaritsa.

—Nada de mi parte también —suspira Ekaterina—. Él simplemente...hace su trabajo y es amable con el personal. Alexei, en particular, parece gustarle mucho.

—Bueno, la Vanguardia le devolvió su oficina de la esquina en lugar de, saben —Nadia dibuja una línea en su cuello—. Por cierto, todavía no puedo creer que haya hecho eso. ¿Dijiste que ni siquiera se quedó en la bonita oficina durante una hora antes de insistir en conseguir una más pequeña?

Ekaterina asiente. Es sorprendente considerando que Ekaterina había esperado que él actuara tan alto y poderoso como lo haría cualquier Heraldo. —Echó un vistazo a la oficina y exigió que se la devolviera al propietario original. Quería el espacio más pequeño. Dijo que el espacio más grande lo usa mejor alguien que sabe lo que está haciendo en el banco. No puedo decir que no estoy de acuerdo, para ser honesto, pero es...bastante bueno de su parte admitirlo.

A pesar de sus reservas iniciales sobre la Vanguardia, Ekaterina tiene que admitir que verlo ignorar la justificación de que debería quedarse en el cargo únicamente por ser un Heraldo hace que le guste un poco el hombre. Ella duda que los otros Heraldos hubieran actuado de la misma manera. Definitivamente tampoco la Signora. Probablemente exigirá que se amplíe su oficina, incluso si eso significa derribar una pared o dos.

También está el hecho de que la Vanguardia ha sido...bastante agradable con ella también. Es difícil que no te guste alguien que constantemente te saluda y te sonríe con genuina felicidad de verte.

—Tengo algo que agregar.

Ekaterina dirige su atención a Félix, que levanta la mano. —He descubierto algo sobre la Vanguardia —se ofrece como voluntario. —¿Han...notado cómo parece que no duerme, o que duerme muy poco?

—Espera, ¿qué quieres decir? —Vlad pregunta—. ¿Se pone a hacer algo sospechoso?

Felix niega con la cabeza. —No, no, así no. Es solo que la Vanguardia, él, eh, bueno, su ética de trabajo es absolutamente inhumana, ¡es lo que es! He estado escuchando hablar a algunos de los reclutas, los que están apostados para hacer turnos de noche y todo, y aparentemente, el hombre siempre va a entrenar a primera hora de la mañana, como si estuviéramos hablando del amanecer aquí. Empecé a cavar un poco más y, uh, aquí —Félix busca en su bolsillo y saca una hoja doblada—. Creo que me las arreglé para trazar su horario diario.