DALIA
Desde la fiesta de iniciación, los días se me han pasado volando. Yendo a la playa con los del grupo, cantando ABBA a todo volumen en la habitación con Gia, haciendo mil cosas más y descubriendo los rincones del internado al que le estaba empezando a coger el gustillo.
Desgraciadamente, ya es uno de septiembre, lo que significa que hoy empezamos las clases. Hace varios días me pasé por secretaría a recoger el uniforme: camisa blanca normal y corriente, falda de tablas de color beige y jersey verde lima con cuello de pico. Lo cojo de la silla donde lo había dejado la última vez y me visto. No me queda del todo mal.
Me recojo el cabello en una trenza suelta. Sin molestar a Gia, que está todavía remoloneando en su cama, salgo del dormitorio y me dirijo a la cafetería. Allí me reúno con Samuele, que al verme entrar me sonríe. Me acerco a la barra donde sirven la comida y pido un croissant y un café.
— ¡Hola! — le saludo, sentándome a la mesa.
— Buenos días, ¿lista para el primer día de clase?
— No.
— No te preocupes, ya verás que no es tan malo. Además, seguro que nos toca en la misma clase. — comenta, guiñándome un ojo.
— ¿No son distintas dependiendo de la asignatura?
— Casi siempre son las mismas excepto en clases optativas como arte, tecnología, deporte, fotografía...
— Qué raro, en mi antiguo instituto te tocaba con gente distinta.
— Cosas de americanos — dice, soltando un suspiro cómico.
Desayunamos, hablando sin parar sobre las diferencias entre los dos sistemas educativos. Mientras tanto, Fer, Nicco, Gia y Carlo, que llegó dos días atrás, se unen a nosotros. La cafetería está hasta arriba de alumnos, desde seis a dieciocho años, que cotorrean sin parar entre ellos llenando la sala de ruido.
— Silencio, por favor — es la Sra. Russo — Os voy a asignar vuestra clase, cuando llame vuestro nombre os levantáis y os reunís con el profesor que os diga. ¿Entendido?
— Sí — contestamos todos al unísono.
— María Monti, primero A de scuola primaria con Simone — comienza a llamar. Va por curso, primero, segundo, tercero... así hasta que por fin llega al penúltimo.
— Niccolo Capri, primero A de scuola superiore con Matteo — sigue, y yo entiendo que el término italiano que usa es como llaman en Italia a nuestro grado.
— Carlo Franzio, primero A de scuola superiore con Matteo también.
Llama a algunos alumnos más por orden alfabético hasta que finalmente llega mi turno.
— Dalia Miller, primero B de scuola superiore con Teo — vaya, de momento no me ha tocado con nadie del grupo. Cruzo los dedos, rogando mentalmente que alguien que conozca vaya a mi clase. Es el turno de Sam, y por suerte la directora dice:
— Samuele Napoli, primero B de scuola superiore con Teo.
Este se acerca a mí dando zancadas y me susurra al oído un "te lo dije". Desafortunadamente, cuando llaman a Gianna, la mandan al C. Nos mira poniendo cara de cachorrillo triste mientras se va con la profesora que le han asignado.
— Bien, ya estáis todos. Esas van a ser vuestras clases durante todo el curso, a excepción de las optativas que elijáis. Emilia os va a repartir un documento que tenéis que rellenar. ¡Hacerlo con cuidado porque si escogéis una que luego no os gusta no podéis cambiar hasta el año siguiente! ¿Oído? — explica la directora con voz autoritaria.
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Ignorantes
Teen FictionDalia, una adolescente de dieciséis años, comete un grave error durante sus vacaciones de verano. Por ello, sus padres le imponen un castigo que ella deberá cumplir sin vacilaciones. Un castigo que le sacará de la ignorancia y cambiará completamente...