5. Septiembre

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DALIA

Desde la fiesta de iniciación, los días se me han pasado volando. Yendo a la playa con los del grupo, cantando ABBA a todo volumen en la habitación con Gia, haciendo mil cosas más y descubriendo los rincones del internado al que le estaba empezando a coger el gustillo.

Desgraciadamente, ya es uno de septiembre, lo que significa que hoy empezamos las clases. Hace varios días me pasé por secretaría a recoger el uniforme: camisa blanca normal y corriente, falda de tablas de color beige y jersey verde lima con cuello de pico. Lo cojo de la silla donde lo había dejado la última vez y me visto. No me queda del todo mal.

Me recojo el cabello en una trenza suelta. Sin molestar a Gia, que está todavía remoloneando en su cama, salgo del dormitorio y me dirijo a la cafetería. Allí me reúno con Samuele, que al verme entrar me sonríe. Me acerco a la barra donde sirven la comida y pido un croissant y un café.

— ¡Hola! — le saludo, sentándome a la mesa.

— Buenos días, ¿lista para el primer día de clase?

— No.

— No te preocupes, ya verás que no es tan malo. Además, seguro que nos toca en la misma clase. — comenta, guiñándome un ojo.

— ¿No son distintas dependiendo de la asignatura?

— Casi siempre son las mismas excepto en clases optativas como arte, tecnología, deporte, fotografía...

— Qué raro, en mi antiguo instituto te tocaba con gente distinta.

— Cosas de americanos — dice, soltando un suspiro cómico.

Desayunamos, hablando sin parar sobre las diferencias entre los dos sistemas educativos. Mientras tanto, Fer, Nicco, Gia y Carlo, que llegó dos días atrás, se unen a nosotros. La cafetería está hasta arriba de alumnos, desde seis a dieciocho años, que cotorrean sin parar entre ellos llenando la sala de ruido.

— Silencio, por favor — es la Sra. Russo — Os voy a asignar vuestra clase, cuando llame vuestro nombre os levantáis y os reunís con el profesor que os diga. ¿Entendido?

— Sí — contestamos todos al unísono.

— María Monti, primero A de scuola primaria con Simone — comienza a llamar. Va por curso, primero, segundo, tercero... así hasta que por fin llega al penúltimo.

— Niccolo Capri, primero A de scuola superiore con Matteo — sigue, y yo entiendo que el término italiano que usa es como llaman en Italia a nuestro grado.

— Carlo Franzio, primero A de scuola superiore con Matteo también.

Llama a algunos alumnos más por orden alfabético hasta que finalmente llega mi turno.

— Dalia Miller, primero B de scuola superiore con Teo — vaya, de momento no me ha tocado con nadie del grupo. Cruzo los dedos, rogando mentalmente que alguien que conozca vaya a mi clase. Es el turno de Sam, y por suerte la directora dice:

— Samuele Napoli, primero B de scuola superiore con Teo.

Este se acerca a mí dando zancadas y me susurra al oído un "te lo dije". Desafortunadamente, cuando llaman a Gianna, la mandan al C. Nos mira poniendo cara de cachorrillo triste mientras se va con la profesora que le han asignado.

— Bien, ya estáis todos. Esas van a ser vuestras clases durante todo el curso, a excepción de las optativas que elijáis. Emilia os va a repartir un documento que tenéis que rellenar. ¡Hacerlo con cuidado porque si escogéis una que luego no os gusta no podéis cambiar hasta el año siguiente! ¿Oído? — explica la directora con voz autoritaria.

IgnorantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora