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-Agáchate sobrino-. Mello se agachó, y su tío le puso el colgante, este sonrió. -Bien-.

Mello salió, todos los días eran igual, estaba harto, pero prefería aquello antes siquiera de tener que aprender a volar.

Se dirigió a comprar cosas a un mercado, y cuando llegó, comenzó a coger varios productos, una lata de bebida monster, varios chocolates de marca blanca. Cuando se fue a pagar, vio a un pobre niño que saltaba para coger su caja de cereales que había en un estante, pero no llegaba, y unos chicos un poco más mayores que él se reían de él.

-¡Jaja, que bajito eres!-. El chico saltaba, sin rendirse.

-¿Hm?-. Mello vio aquello, y no le sentó muy bien, no le gustaban ese tipo de cosas. Cuando el niño saltó, lo elevó un poco con su telequinesis para que pudiera coger los cereales, y después lo bajó.

-¡Vaya!, ¿¡Como has hecho eso!?-. Preguntó uno de los 3 niños que se habían reído de él.

-¡Menudo idiota, seguro que fue todo potra!-. Gritó uno, y Mello hizo que una lata de tomate que había al lado suya le explotara en la cara.

-Jaja-. Se rió Mello, y el niño de los cereales también, hasta los amigos de los otros.

-¡Maldita sea!-. Gritó el niño que se había reído de ellos, y se fue corriendo del supermercado.

-Hm...-. Mello ahora se sentía un poco culpable.

Cuando pagó, y salió del pequeño mercado, vio al niño manchado en tomate, triste, sentado en el suelo.

-Eh chaval, ¿Estás bien?-. Preguntó el rubio, y cierto albino se asomó a ver al rubio.

-No..., ¡Déjame!-. Gritó este, y Mello le dio chocolate.

-Toma, para ti-. El niño ahora se centró en Mello. -Mira esto-. Mello dejó su bolsa en el suelo, y cogió su dedo, lo juntó con su otra mano, y hizo desaparecer su dedo gordo.

-¡Oh vamos, eso también lo sé hacer yo!-. Gritó el niño.

-Bien listillo, ahora mira esto-. Near sonreía asomándose por la esquina, mientras Mello cogía una barra de su chocolate, y haciendo gestos raros con sus manos, la hacía flotar.

-¡Wow!, ¿¡Como haces eso!?-. Preguntó, y Mello cogió la barra, y la guardó.

-Un mago no revela sus trucos-. Dijo este. -Bueno, toma-. Mello le dio un paquete de pañuelos.

-Límpiate anda, antes de que se te seque el tomate en la cara-. Dijo el rubio.

-Muchas gracias-. Dijo este niño, sonriendo.

Mello también le sonrió, cogió la bolsa, y se dio la vuelta, para cuando comenzó a caminar, se dio cuenta de que el albino que conoció ayer le estaba mirando, pero simplemente siguió su camino, esperando a que este le hablara.

-¿Conque mago eh?, Si te conociera de ahora, pensaría que es un estúpido truco para niños pequeños-. Dijo Near.

-¿Porqué te intereso tanto hasta tal punto de tener que acosarme?-. Preguntó Mello mirándole de reojo.

-¿Acosarte?, ¡Yo no te acoso!, Simplemente te encontré de casualidad...-. Dijo Near.

-Claro claro-. Sonrió Mello.

-¿Y como no me ibas a interesar?, ¿Es que acaso no eres consciente de que eres el único..., Super-Humano de la tierra?-. Preguntó susurrando lo último.

-Ya bueno, ¿Y qué?, No uso mis poderes para nada, además, solo puedo mover cosas con la mente, antiguamente había gente que controlaba la lava y podía convertirse en un demonio súper-poderoso para salvar la tierra, dime tú que hago yo con poder apagar las luces de mi cuarto cada noche sin tener que salir de la cama-. Dijo Mello sonriendo.

-Hoy has ayudado a un niño, eso ya es ser un héroe, seguro que a ese chaval no se le olvida lo que un desconocido ha hecho por él-. Dijo Near.

-Near, ni siquiera viste porqué le ayudé, yo le manché la cara con tomate porque se reía de un niño que no podía coger cereales, y tuve que dárselos yo con mi poder-. Dijo Near.

-¿Ves?, Aprendiste que no hay ni que castigar a los abusones, solo recompensar a los más débiles-. Dijo Near sonriendo.

-¿Vas a venir a darme clases morales sobre como debo usar mis poderes?-. Mello se paró, y se giró, para empujar a Near con un solo dedo, empujándole por la frente. -Búscate tú los tuyos, o escribe un libro-. Mello volvió a darse la vuelta, y comenzó a caminar.

-Eres un desagradecido-. Dijo Near. -Pero aún así no dejaré de seguirte-. Near reanudó a seguirle.

-¿Y eso porqueeeeé?-. Preguntó rabioso.

-¿Se supone que tienes más poderes?, ¿Como los conseguiste?, ¿Tienes un traje?, ¿Puedes hacer algo más aparte de la telequinesis?, ¿Ese collar que llevas te da los poderes?-. Demasiadas preguntas, pero fue una en concreto, la última pregunta, que fue la que hizo parar a Mello, y que este se diera la vuelta.

-¿Quieres las respuestas?-. Near asintió. -Pues no las conseguirás de esta manera, pretendes que te responda a todo sin saber que quieres o que harás después de que te dé las respuestas que tanto ansías saber-. Dijo el rubio un poco cabreado.

-Mm, solo quiero saberlo por curiosidad, y cuando lo sepa todo, no se lo diré a nadie, simplemente estoy aburrido y me gustaría ser tu amigo, me interesas, incluso creo que me gustas-. Mello se sorprendió con todo aquello, este chico debía estar muy aburrido si de verdad quería saber todo eso, y por todas esas razones.

-Bien enano entrometido, te responderé a todo-. Mello vio para a todos lados. -Pero aquí no-. Le cogió la mano a Near, y le llevó al parque del otro día.

Seguía abandonado, sin que nadie fuera a visitarlo.

-Ya hemos llegado, ahora, responde-. Dijo Near sentándose en un banco azul.

-De acuerdo pesado...-. Dijo Mello cruzándose de brazos. -Te lo diré todo...-. Dijo.

-Si, se supone que tengo más poderes, entre ellos volar, nací con ellos, mi padre era un superhéroe llamado Arcángel, si, tengo un traje que era de mi padre, no, de momento no puedo hacer más que la telequinesis, y no..., El colgante simplemente es algo que mi padre me dio antes de que él y todos los demás murieran-. Mihael no le diría que su tío es un superhéroe, ya que no es como si ahora lo fuera, y que además, solo se ceñiría a contestar las preguntas con algunos pocos detalles.

-Wow, debió se duro para ti, ¿Y con quién vives?-. Preguntó Near.

-Con mi tío-. Respondió este, y Near ladeó la cabeza.

-¿Y no tiene poderes?-. Preguntó confuso.

-Aghj..., Era muy veloz, pero le arrancaron las piernas unos demonios del infierno, que trabajaban junto al Dios del infierno..., El que los mató a todos-. Dijo Mello.

-Si, eso si lo sé..., Wow, supongo que tu infancia ha debido de ser muy dura, lo siento mucho-. Mello torció el labio.

-No necesito tu compasión, pero gracias supongo...-. Dijo este.

-Bien Mello-. El rubio le miró. -¿Porqué no aprendemos a volar?-.

-..., ¿E-Eh?...-.







El Último [Meronia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora