Luego de darme un baño rápido, entro en pánico mi espeso cabello es difícil de secar, no quiero andar por ahí con el cabello húmedo o todo aplastado, estaba frotándolo con la toalla, cuando entro Doroty y me ayudo hacer un turbante con otra toalla seca y mullida.
-Yo me encargo de esto Candy, hay mucho que hacer y poco tiempo.
La sigo toda escéptica, mi cabello ha sido todo un reto para mi, al principio lo secaba un poco y lo ataba en dos coletas y dejaba que el viento se hiciera cargo del resto, así fue hasta hace no mucho en que se me impuso un cambio y peinarlo de varias formas y estilos es complicado para mí, mis caireles juro que tienen vida propia, si no fuese por Doroty ya me lo hubiese cortado, pero a la tía Elroy no le gusta esa moda que esta empezando, cree que no es propio de una chica fina y educada.
- Deja de soñar Candy ven cámbiate, mira lo que he preparado para ti.
- Doroty ese vestido son de los nuevos que me compro la tía Elroy antes que fuésemos a Lakewood ¿cierto?
- Así es, esos y todos los que te compra el señor Ardlay serán tus mejores aliados en esta batalla.
- Por Dios, pareciese que me voy a enfrentar a un batallón y no a la "disque futura prometida".
- No solo a ella, también a madame, al concejo, ah me olvidaba a cuanta señorita enamorada de tu novio, créeme que tu atuendo es solo una de las tantas cosas que debes tener a tu favor.
- Hare lo que digas. - mientras doy un hondo suspiro. -
- Te ayudó, acércate.
En lo que mi fiel amiga me ayuda a colocarme mis prendas interiores y el vestido, mi mente divaga, como será la tal Iona ¿será que es muy bonita?
- Que te parece este vestido, si no te gusta, tengo otro en mente.
- No, no hay necesidad de cambiarlo Doroty este está perfecto, me gusta.
El vestido en cuestión es de una tela ligera, sin dejar de ser y verse fino, tiene un escote cuadrado, adornado con un bellísimo encaje, hace que mi cuello se vea fino, largo y delicado, el escote vislumbra la naciente de mis pechos sin ser grosero o vulgar a la vista, es entallado sin ajustar mi busto y cintura, el corte es ideal me hace ver con un talle pequeño, la falda es en tres tiempos y llega por debajo de mis rodillas, el color le favorece a mi piel blanca y es uno de mis colores favoritos; es color verde hoja, fresco para la época y de acorde a la ocasión y la hora.
- Siento que este vestido hace maravillas en mi, me hace sentir linda.
- No es el vestido tontita, eres tú, te convertiste en el cisne de tu cuento, sólo no seas fantasiosa y vive en la realidad, esa donde la vida no es fácil, pero vale la pena vivirla.
- Gracias, así lo haré.
- Dejémonos de tanta cháchara ahora ponte estos zapatos.
- ¿Porque no me puedo poner las botas? estoy más acostumbrada a ellas.
- Ni lo pienses, usa estos; son cómodos, no dan tanto calor como las botas y el ligero tacón te estiliza más, apura siéntate debo peinarte, te haré algo muy ligero, si bien tratare de secar al máximo tu cabello, necesita secarse del todo y eso no pasara si te lo recojo en un peinado elaborado.
Me siento y callo, dejó que haga magia en mi, ella es la experta, aprovecho en colocarme los aderezos que irán con mi atuendo, eligió para mi, unos aretes redondos y pequeños de esmeraldas, que me regalo Albert hace un tiempo atrás y una cadenita con un dije a juego se ve fresco y ligero, no me gustaría ir por ahí como árbol de navidad, el vestido tiene manga tres cuartos muy bonitos, con terminados de encaje como las del escote, hace que mi anillo se luzca por si solo ¿debo seguir usándolo? ¿O debería quitármelo? Se lo preguntare a Albert cuando lo vea, la verdad es que desde que me lo dio no me lo he sacado ni para dormir, es mi recordatorio de que todo esto no es un sueño, también porque así me siento mas cerca de él.
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Nada es lo que parece
Fanfictionuna historia llena, de revelaciones; dudas donde hay que llevarnos del corazón y no de lo que parece.